Revista Cine
Dirección: Fernando Meirelles & Kátia Lund
Nunca había visto "Ciudad de Dios" entera; siempre la primera parte o la parte final, dependía del criterio del profesor de turno (por alguna razón, esta película era el comodín de los profesores que a veces no tenían nada planificado para la clase, y hablo del colegio y la universidad). Sabía, en todo caso, que esta aclamada película brasileña es bastante ligera y fácil de ver, y como necesitaba relajar un poco la mente, recomponer el ánimo, pensé que estaba ante una buena oportunidad de darle por fin un visionado apropiado.
"Cidade de Deus" es una película sumamente entretenida, de ritmo trepidante e incontenible estilización narrativo-audiovisual. Un divertimento de tomo y lomo: una comedia negra criminal ambientada en Ciudad de Dios, célebre favela de Río de Janeiro, que se vale del tráfico de drogas, de la corrupción policial, de la guerra de pandillas y de la degradación moral amparada por un entorno decadente para armar un vibrante argumento con saltos temporales, vueltas de tuerca y personajes vistosos (mi favorito es el Cenoura, y tremendo actor que lo interpreta, ¿eh?) que deambulan por los sucios callejones de la favela como si no hubiera mañana para vivir a lo grande el ahora (o por una simple cuestión de ego, quién sabe: no creo que estos tipos filosofen sobre sus vidas y decisiones). El personaje central es Buscapé, tranquilo muchacho que no podría ser criminal aunque quisiera, quien nos narra, desde el interior mismo de la favela, el auge y caída del imperio de Zé Pequeno, infame personaje que, de alguna u otra manera, influye fuertemente en cada escena del argumento. De esta forma, las poco más de dos horas de metraje se pasarán volando entre los variopintos personajes que mueven los engranajes de esta hiperactiva historia de represalias y violencia sin fin.
No obstante, a pesar del contexto y de esta somera degradación moral que inunda a los personajes (la gran mayoría acaba muerto o encarcelado, asesinando o traicionando como si nada), no diría que "Cidade de Deus" sea una película que busque denunciar las fallas sociales y políticas del sistema, explorar en los rincones oscuros y olvidados de la sociedad, generar conciencia al exponer una forma de vida dura y sacrificada (estoy pensando en los vecinos honrados, por supuesto, que deben lidiar con los desastres de estos "gángsters"), ni mucho menos pretende erigirse como tratado pesimista o exploración y disección moral de la figura del bandido. Tampoco lo pretende, por ende todo esto no es grave puesto que la película cumple lo que promete, y lo hace sin prejuicios ni medias tintas. Sabiendo esto, no hay problema alguno en disfrutar de esta exagerada y simpática película que, de vez en cuando, se concede algún momento de oscuridad en el tono.
Pero erigir "Cidade de Deus" como una de las cumbres del séptimo arte es un poco mucho, ¿no?...
...hay violencia acá, pero no tiene nada que ver con la estética de la violencia, o eso depende de cómo entiendas la estética de la violencia...