Política
Publicado el 9 septiembre, 2013 | por Víctor Serenidad
No es una broma. Ni tampoco es noticia. Parece ser que nadie se cuestiona en Iowa (Estados Unidos de América) la legalidad entorno a que un invidente –o parcialmente invidente- pueda portar un arma de fuego real por las calles del Estado. Lo que sí parece preocupar a los ciudadanos, en su mayoría blancos (92%), de Iowa es lo que concierne a seguridad pública. El debate que quita el sueño a los iowanos se centra en cómo respetar el derecho constitucional de sus conciudadanos ciegos a la vez que pueden permitirse pasear tranquilamente por sus vecindarios sin que una bala –inexplicablemente- yerre contra un árbol y vaya a parar en los pequeños cráneos de su progenie.
La ley federal estadounidense generalmente prohíbe que a cualquier persona se le de un trato jurídico distinto por una discapacidad física. También hay opiniones como la del sheriff del condado de Cedar, Warren Wethington, quien demostró que, lejos de dar palos de ciego, puede enseñarse a disparar a los invidentes –que, por cierto, su hija lo es- con cierto entrenamiento.
Esto ha propiciado que desde 2011 los ciegos de Iowa puedan portar sus armas por la calle, pese a que anteriormente, el derecho a poseer un arma por parte de estas personas ha sido históricamente incuestionable desde la Gun Control Act (1968). Pese a esto, otros estados sí que han creado leyes específicas para evitar que personas impedidas visualmente puedan adquirir armas en sus supermercados de confianza.
El tono de queja se eleva hasta la presidencia de la Federación Nacional de Ciegos (esto en inglés, claro), desde la que su director de relaciones públicas expresa estoicamente: “No hay ni una sola razón en las bases de la ceguera por la cual a una persona no debería permitírsele llevar un arma. Presumiblemente tendrán el suficiente conocimiento como para no usar un arma en una situación que pueda dañar a otra gente, tal y como esperaríamos que actuase otra gente con sentido común”. La confianza estadounidense en su propio sentido común es un continuo asombro para la comunidad científica.
También, existen voces en contra de la medida desde el propio seno del colectivo de discapacidad visual. Patrick Clancy, de la Iowa Braille and Sight Saving School, cree que “aunque la gente invidente puede participar casi plenamente de todas las experiencias de la vida, hay cosas como la manipulación de armas que bien podrían ser una excepción”.
Visto en: USA Today.