Mirar el cielo y sólo mirarlo. Sin esperar de él salvo unos pájaros que vuelan ahí a lo lejos, porque si estuvieran cerca me espantarían, o yo a ellos. Y ver que no hay nubes en el cielo, y preguntarme qué ha sido de ellas que no vienen.
Mirar el cielo en el verano de mañana, cuando las estrellas apagadas cierran los ojos a la intemperie. Y dormir sabiendo que también el fuego de Heráclito puede apagarse.
Y mirar que soy el mismo, ahora que miro el cielo.
"Amo la simplicidad que se acompaña con la humildad. Me gusta la gente que sabe escuchar el viento en la piel, sentir los olores de las cosas, capturar el alma; porque ahí hay verdad, hay dulzura, hay sensibilidad.
Ahí todavía hay amor...."
Alda Merini