Revista Educación

Cien

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Cien

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70, 71, 72, 73, 74, 75, 76, 77, 78, 79, 80, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 91, 92, 93, 94, 95, 96, 97, 98, 99, 100.

Cien, una a una, una tras otra. Cien, una sucesión escalofriante de números que se tardan en escribir casi un minuto. Esas fueron las puñaladas que un asesino propinó a su víctima, el número de un acto machista que espeluzna por lo cruel, lo malvado y lo sanguinario.

Una niña de 19 años, una mujer que había denunciado en varias ocasiones, el intento de asesinato a mujer y niño, otra víctima con 64 puñaladas... Podríamos seguir hasta el infinito.

Mientras, algunos siguen queriendo negar la realidad y dibujar una situación que nada tiene que ver con lo que realmente está ocurriendo. No, no es violencia intrafamiliar. No, no ha violencia igual en hombre y mujeres. Hay una violencia que nos mata, que nos asesina cada día, en cada estrato social y en todo el país.

Cada uno de esos números encierra lo más soez y ruin de una sociedad patriarcal que maltrata a las mujeres. A todos y cada uno de los que pretenden negar la violencia machista, solo les pide un ejercicio, que cuenten despacito hasta cien pensando en que cada uno de esos números es una puñalada.


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