Queridos amigos:
¡Este blog que empecé hace justo dos años acaba de recibir su visita número cien mil!
Os doy las gracias a todos los que os pasáis por aquí de vez en cuando. Me hacéis muy feliz.
Gracias a este blog he conocido a unos cuantos amigos virtuales, a los que aprecio de corazón, y me he reencontrado con antiguos amigos "del mundo 1.0" de los que hacía tiempo que no tenía noticias. Esto es algo sorprendente y digno de la mayor gratitud.
Este blog nació en un momento muy malo de mi vida profesional, que sigue dándome disgustos cada día. (A mí y a todos los que compartimos esta bendita profesión). Sin embargo, obsesionado y decepcionado con la arquitectura, e incluso asqueado de ella, me puse a escribir y a escribir, como en una especie de terapia, y, no sé bien por qué, he conectado con vuestras decepciones y vuestras ilusiones, y, en definitiva, con vuestro amor por la arquitectura. No sabéis lo feliz que me hacéis, lo contento que me siento por encontrar compañía.
Crear este blog fue una buena decisión. Casi nunca tengo claro sobre qué escribir, y cómo hacerlo: qué decir. A menudo repito lugares comunes o me sumerjo en conceptos confusos y escurridizos, seguramente porque no planteo bien los temas. Pero siempre me siento acompañado, y si me pierdo sé que lo hago en buena compañia.
Otras veces, por el contrario, creo tener las ideas muy claras y lanzo exabruptos ventilando mis obsesiones y manías a los cuatro vientos, y tenéis la generosidad de leerme.
Y hasta sois pacientes cuando pongo alguna pieza de jazz.
En definitiva, os repito que es para mí un placer y un privilegio sentiros a mi lado.
¡Gracias!