“El siglo XXI ha vuelto a despertar la serpiente de la superstición”
Acabo de terminar “Ciencia y creencia” de Steve Jones (del que ya hablamos en Por qué el creacionismo es falso y la evolución es cierta, entrada que actualizo ahora a raiz de este post) prácticamente de un tirón. Jones habla de prácticamente todo: los orígenes, la sexualidad, la longevidad, la expansión y diversificación de nuestra especie, la evolución de las enfermedades, la alimentación, y mucha historia de la ciencia e historias en general …
En la conclusión final del libro, Jones hace un recorrido sobre el origen de las religiones y cómo han logrado prosperar hasta la actualidad. Se detiene durante bastantes páginas en las dos visiones generales sobre el origen de la religión. Para unos, la devoción y la bondad ligadas a la religión es lo que mantiene a una sociedad unida; para otros, el altruismo mal utilizado puede servir para “comprender el egoísmo, la represalia y la venganza” que la religión conlleva. Para estos últimos, “la doctrina religiosa es una conspiración de los poderosos contra los débiles, oculta bajo una fina capa de generodsidad“. Solo hay que elegir los pasajes adecuados del libro sagrado respectivo para inclinarse por una u otra postura. En cuanto a lo que la ciencia tiene que decir al respecto:
“El papel de la selección grupal en el mundo natural no está nada claro, pero los patrones de crecimientos de las religiones e iglesias encajan muy bien en el concepto, quizá porque las ideas se propagan mucho más rápido que los genes … La selección natural de la religión aún está trabajando a pleno rendimiento, y eso prueba que la fe es, en muchos aspectos, una parte evolucionada de la condición humana”.
Jones no deja de recordarnos hechos que no suelen ser de dominio público. Así, en los países más “devotos” se sufre más delincuencia, más mortalidad infantil y más enfermedades que en aquellos donde la influencia del clero es menor, que suelen ser los países más “justos y eficaces” en sus propias palabras. Las afirmaciones no dejan de bombardear al lector: “… aunque la pertenencia a un credo particular puede ser buena para quienes se adhieren a él, las disputas entre ellos conducen al desastre … la religión ha sido un poderoso agente de exclusión y enfrentamiento … cuanto mayor sea el poder de los sacerdotes, con más gusto morirán, o matarán, los miembros de su rebaño, cumpliendo sus órdenes.”
Y pocas explicaciones más contundentes que la siguiente sobre el fenómeno religioso pueden ser más claras :
“La fascinación del hombre por las causas condujo, al final, a la ciencia. Cuando la ciencia se refuta, o no logra ofrecer una explicación, o cuando, como casi siempre, la explicación es incompleta, siempre aparece la inclinación hacia lo sobrenatural. La duda, más que la certeza, es lo que exige un esfuerzo de la voluntad.”
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