Los científicos, al estudiar en detalle a las estatuas, se dieron cuenta que el gran causante para que las armas se mantuvieran en ese excelente estado de conservación después de tantos años, no fue el cromo hallado en algunas estatuas como se pensaba, si no que fue el propio suelo del lugar.
Para comprobar el estudio, los expertos realizaron un experimento en el cual usaron restos de suelo Chino y otro con restos de provenientes de Inglaterra, en el cual enterraron piezas de bronce para ver así como repercutía esto en su durabilidad.
Los resultados fueron claros. Al momento de realizar las comparaciones del estudio, los bronces enterrados en la muestra de suelo chino estaban intactos luego de cuatro meses en esta situación. Caso diferente fue con los que estaban en la muestra de suelo proveniente de Inglaterra.
Estos presentaban una severa corrosión la cual dejó en claro a los científicos que era la principal razón para que las armas de los soldados de terracota estuvieran en tan perfecto miles de años después al ser encontradas.
Es más, la calidad y el nivel de material orgánico bajo que se encuentra en el suelo proveniente de China, es el causante para que no se formen elementos que corroen en bronce, como los ácidos orgánicos por ejemplo.
Con esto los expertos pudieron confirmar que un suelo con un PH alto con presencia de un grano fino, el cual puede dificultar la filtración a través de el elementos de aire y agua, es un ecosistema perfecto para que los procesos de oxidación de los metales se entorpezcan.
La calidad del bronce utilizado para construir por aquellos años el impresionante monumento en China, también fueron importantes para resistir en excelente estado el paso del tiempo.
Finalmente, aunque los resultados para los expertos fueron claros, no niegan todavía que quizás los artesanos chinos de la época hayan integrado al estaño un "mate