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En Cienfuegos, una de las ciudades con más encanto del país, no es difícil escuchar esta frase, que parece sacada de un trabalenguas musical “puedes ir a la playa Rancho Luna en la Guagua Pasacaballo”. Y es que en Cuba todo suena más alegre, incluso las indicaciones para llegar a los sitios.
Cienfuegos, capital de la provincia, es una ciudad de calles anchas y parques, con arquitectura ecléctica y huella neoclásica, cuyo nombre hace honor a su encanto: La Perla del Sur.
Allí nos alojamos en la preciosa casa de Miriam y Bladis, una de tantas casas particulares con licencia que alquilan habitaciones en la isla. Hospedarse en viviendas de cubanos es una de las cosas que no pueden faltar en el viaje. Además de una manera de conocer de cerca las residencias cubanas, es un caldo de cultivo de anécdotas para salir con buen humor desde primera hora de la mañana.
Pueblo campesino de camino al Nicho
Desde Cienfuegos se puede hacer una excursión al Nicho, en la Sierra del Escambray y ver de camino uno de esos pueblitos construidos durante la revolución para alfabetizar y proporcionar sanidad a los campesinos huidos de las montañas. El Nicho es un enclave natural con una vegetación frondosa que se abre entre ríos y cascadas. Gracias a los puentes que se van encontrando el ascenso no se hace difícil y vale la pena darse un baño en alguna de las pozas.
En esta ciudad preciosa se puede visitar el Parque José Martí, el Jardín Botánico, el Cementerio de la Reina, el teatro Tomás Terry o pasear por el malecón hacia Punta Gorda. Sin embargo, mi recuerdo imborrable es el de Caridad, una cubana que conocimos como se conoce continuamente a los cubanos: por la calle. Y es que, aunque suene a tópico, lo mejor que tiene Cuba son sus gentes. Caridad nos invitó a conocer su casa, donde vivía con su hijo, su exmarido Ramón … y la actual mujer de este (nunca supimos cuál era “la otra”, pero el caso es que juntos y revueltos, convivían bien). Quedamos para cocinar la cena juntos al día siguiente y mezclamos tortilla de patata con un arroz riquísimo, una variedad de viandas y el mejor postre para la ocasión: mojito. Fue una noche inolvidable, donde conocimos de primera mano las andanzas de José Ramón junto al Che Guevara, aprendimos a hacer un mojito en condiciones y Caridad nos entregó todas las papeletas para convertirnos en familia política haciéndonos sus futuras nueras.
Las joyas de Caridad, hechas con monedas de 3 pesos cubanos
Quizá en vuestro viaje os bañéis en la playa Rancho Luna, a la que llegaréis en la Guagua Pasacaballo. Un cienfueguero os dirá que la guagua llegará en diez minutos… que pueden convertirse en una hora. No perdáis la ocasión de la espera para charlar con él y olvidar lo que acontece en los relojes. Llevad con vosotros esta frase, que encontré escrita en la Habana en un lugar mágico y extraño llamado “el callejón de Hammell”: “Puedo esperar más que tú, porque soy el tiempo”.
¿Te apetece viajar a Cuba, alojándote en las casas de los cubanos y vivir experiencias parecidas? Estás a un paso… ¡con Paso Noroeste!
Los coches cubanos… a veces, se estropean!
El Che, presente en todas las ciudades
Tags: cienfuegos, cuba, los cubanos, parque jose martí, viajar a cuba