Revista Salud y Bienestar
Está claro que la toxina botulínica, más conocida como bótox, es la nueva reina del baile en los tratamientos estéticos, aunque ya le está empezando a salir competencia.
El principal problema de esta terapia radica en que requiere inyecciones, lo que causa aprensión y rechazo en muchos pacientes. Hacia este talón de Aquiles apunta una nueva alternativa que permitirá aplicar la toxina en forma de gel. Todavía se encuentra en fase de experimentación, pero ya presenta resultados prometedores, según los expertos.
El reto de esta línea de investigación es lograr que el bótox atraviese la piel y pueda ejercer su efecto sin necesidad de usar aguja. "Es una forma de vehicular la toxina botulínica a través de la piel para que llegue al músculo", explica Ricardo Ruiz, de la Clínica Dermatológica Internacional y la Clínica Ruber.
Pero, a pesar de la comodidad de aplicación, no se podrá usar en casa: "Lo pondrá el dermatólogo en la consulta", aclara este experto. "No será como las cremas bótox que hay ahora, que son un cuento. Si se hace mal o lo aplicas donde no debes, tendrá efectos secundarios".
Nadie sabe todavía cuánto costará ni cuándo saldrá al mercado, pero Revance, la compañía norteamericana que está trabajando en el producto, anunció hace más de un año el éxito de la fase II de los ensayos (hace falta superar la fase III para comercializar un fármaco). Por el momento, ha mostrado resultados esperanzadores contra las patas de gallo y sus efectos duran alrededor de seis semanas. Pasado ese tiempo, habría que volver a la consulta a por una nueva dosis de gel.
"No va a ser tan efectivo como el bótox inyectado, pero es una buena alternativa para la gente que no quiera agujas", señala el dermatólogo Brian Zelickson, de la Universidad de Minnesota, cuyo equipo está trabajando en el producto. Este especialista presentó el gel de bótox, junto a otras líneas de investigación punteras, en el primer encuentro 'Belleza sin Cirugía', organizado por 'Yo Dona'.
-Frío para los músculos
Otra de las futuras alternativas al bótox, en la que también trabajan Zelickson y su grupo, será el 'crio-bótox', llamado así por su efecto sobre las arrugas aunque, en realidad, no contiene toxina botulínica. El tratamiento, que ha sido desarrollado por la empresa Myoscience y está también en fase experimental, emplea agujas a muy baja temperatura para enfriar los músculos y relajarlos, lo que provoca un efecto similar al bótox durante cuatro o cinco meses.
Aunque, en este caso, hay que usar anestesia y agujas, podría convertirse en una alternativa para los pacientes "a quienes incomode la idea de inyectarse una toxina en su interior", de acuerdo con el doctor Zelickson. Pese a la popularidad que ha alcanzado el bótox, hasta ahora sólo ha logrado acaparar un 10% del mercado, según datos aportados por Revance, lo que significa que estos nuevos métodos aún podrían disfrutar de un buen pedazo del pastel dermoestético.
Por otra parte, "esta clase de terapias podrían ser útiles para otros muchos trastornos, como la hiperhidrosis, la neuralgia postherpética e incluso el acné", comenta Zelickson. Sin embargo, lo cierto es que el reinado del bótox parece que tendrá para largo: "Aunque estas alternativas son interesantes, la toxina botulínica va a ser la estrella de los tratamientos de rejuvenecimiento durante al menos 15 o 20 años", augura el doctor Ruiz.
**Publicado en "El Mundo"
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