Nueva evidencia científica muestra que el aumento de dióxido de carbono (CO2) está relacionado estréchamente con cambios extremadamente rápidos en la circulación oceánica alrededor de la Antártida. Este proceso de liberación de CO2 ayudó a poner fin a la última edad de hielo, pero la causa de este aumento ha desconcertado a los científicos durante décadas.
Ahora, mediante el uso de huellas dactilares geoquímicas de estos fósiles de coral, un equipo internacional de científicos ha encontrado nueva evidencia sobre la relación que existe entre el aumento de los niveles de CO2 y los cambios drásticos en la circulación del océano
Estos fósiles fueron recolectados a miles de metros bajo la superficie por el equipo científico para su estudio. Al estudiar la desintegración radiactiva de las pequeñas cantidades de uranio que se encuentran en estos esqueletos, identificaron corales que crecieron al final de la edad de hielo hace unos 15.000 años.
Las mediciones hechas permitieron al equipo reconstruir los cambios en la circulación oceánica y compararlos con los cambios en el clima global en una resolución de tiempo sin precedentes.
En el estudio publicado en la revista Science Advance, fue la profesora de geoquímica de la Universidad de Bristol, Laura Robinson, quien dirigió el equipo de investigación. “Los datos muestran que la circulación en las profundidades oceánicas puede cambiar sorprendentemente rápido y que esto puede liberar rápidamente CO2 a la atmósfera”, dijo.
Los científicos sospechan que el Océano Austral jugó un papel importante en el fin de la última edad de hielo y los hallazgos del equipo añaden peso a esta idea. En otro estudio publicado en Nature Geoscience esta semana, el mismo equipo descartó la especulación sobre el aumento de CO2 por liberación desde los sedimentos de aguas profundas.
James Rae, doctor de la Escuela de Ciencias Ambientales y de la Tierra de St Andrew, señaló que dicho cambio, en términos geológicos, fue “dramático. Aunque asegura que los aumentos recientes debido a la acción y actividad humana es mucho mayor y se desarrolla bastante más rápido. Para Rae el sistema climático podría tener una respuesta “aterradora”.