Revista Religión
Si losgobiernos no actúan para crear un futuro más promisorio para la humanidad, elcambio climático, la pobreza y la pérdida de diversidad biológica seguiránexacerbando los males actuales y crearán otros mayores, advirtió un grupo decientíficos laureados.
Algunospasos que ya se pueden dar son reemplazar el producto interno bruto (PIB) comoindicador para medir la riqueza, poner fin a los subsidios dañinos y establecersistemas de gobernanza con capacidad transformadora, dijeron los científicos alos ministros reunidos en Nairobi, Kenia, en el XII período especial desesiones del Consejo de Administración del Programa de las Naciones Unidas parael Medio Ambiente (PNUMA).
"Elsistema actual está arruinado", sostuvo Bob Watson, consejero científicoen jefe para asuntos ambientales del gobierno de Gran Bretaña. "Estáconduciendo a la humanidad a un futuro con una temperatura de entre tres ycinco grados más elevada que la que ha experimentado nuestra especie y estáeliminando la ecología de la que dependemos para mantener nuestra salud,riqueza y sentido de identidad".
Watson yotros 19 ganadores del Blue Planet Prize (Premio Planeta Azul), frecuentementellamado el premio Nobel del Ambiente, presentaron a la reunión del PNUMA uninforme de síntesis de 23 páginas titulado "Environmental and DevelopmentChallenges: The Imperative to Act" (Desafíos ambientales y de desarrollo:El imperativo de actuar).
Puesto quelos impactos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad no puedenrevertirse, "el momento de actuar es ahora, ante la inercia del sistemasocioeconómico", advierte el documento.
"La buenanoticia es que hay soluciones, pero los gobernantes deben ser firmes y pensarcon perspectiva para aplicarlas", agregó Watson.
"Tenemosun sueño, un mundo sin pobreza, equitativo…, un mundo que sea ambiental, socialy económicamente sostenible", afirmaron Watson y los demás autores.
Entre ellosestán Gro Harlem Brundtland, ex primera ministra de Noruega que presidió lacomisión internacional que sentó las bases del concepto de desarrollosustentable, James Hansen, de la agencia espacial de Estados Unidos, NASA, elexministro de Ambiente indonesio Emil Salim, Nicholas Stern, ex economista enjefe del Banco Mundial, M.S. Swaminathan, considerado el padre de la"revolución verde" en India, y José Goldemberg, secretario deAmbiente de Brasil cuando ese país fue anfitrión de la Cumbre de la Tierra,celebrada en Río de Janeiro en 1992.
"Seavanzó poco en los 20 años transcurridos desde entonces", dijo el biólogoHarold Mooney, de la estadounidense Universidad de Stanford, ganador en 2002del Blue Planet Prize. La inexistente gobernanza es una de las razonesprincipales, agregó.
"Losgobernantes y el público deben entender que así no vamos a lograrlo",advirtió.
El informerecomienda a los líderes mundiales mirar más allá de los intereses de suspropios estados, señala que el proceso de toma de decisiones debe ser reformadoradicalmente para empoderar a los sectores marginados e indica que se necesitaintegrar las políticas económicas, sociales y ambientales, en lugar de hacerlascompetir entre sí.
Mooneyañadió que los planes y expectativas para la conferencia Río+20, que secelebrará en junio en esa ciudad de Brasil, son tibios y vagos, pese a que elvigésimo aniversario de la Cumbre de la Tierra ofrece una gran ocasión para quelos gobiernos coloquen el desarrollo humano en un rumbo nuevo y más sostenible.
"Noestamos llegando al quid de la cuestión. Hay que elevar las apuestas conurgencia", dijo Mooney.
"Terminarcon nuestra adicción a los combustibles fósiles y adoptar energías limpias esalgo que no puede resolverse mediante el proceso de la Organización de lasNaciones Unidas", apuntó Hansen, de la NASA, ganador junto con Watson delBlue Planet en 2010.
Es muyfácil para un país negarse a cumplir sus compromisos de reducción de gases deefecto invernadero, causantes del calentamiento global, tal como hizo Canadácon el Protocolo de Kyoto, dijo Hansen a IPS.
Loscombustibles fósiles que emiten buena parte de esos gases –como el petróleo, elgas natural y el carbón– gozan de enormes subsidios, y las empresas dehidrocarburos no pagan los elevados costos de contaminar el agua y el aire, ytampoco pagan por el daño que causan al clima, agregó.
En suopinión, la forma más sencilla de hacer frente a este problema sería cobrar unimpuesto a la industria de los hidrocarburos en la fuente doméstica –elyacimiento o el puerto de entrada– y distribuir la recaudación, por persona,entre los residentes legales.
Bajo esterégimen de "impuesto y dividendo del carbono" los costos de loscombustibles se elevarían, pero los precios para la mayoría de la poblaciónserían cubiertos por lo que cada persona recibiría de la recaudaciónimpositiva.
También secrearía así un incentivo financiero para que los individuos redujeran su propiahuella de dióxido de carbono, es decir la contaminación climática generada poractividades personales como transporte, calefacción y consumo.
"Estotendría un impacto tremendamente positivo en la economía a medida que losempresarios introduzcan eficiencia energética y fuentes libres decarbono", estimó.
Eldocumento de los científicos laureados también exhorta a los gobiernos areemplazar el PIB como medida de riqueza por indicadores que evalúen laevolución del capital natural, humano y social y sus correspondientesinteracciones.
Losgobernantes son también llamados a eliminar los subsidios en sectores como laenergía, el transporte y la agricultura, pues entrañan elevados costos socialesy ambientales.
Además, seles pide que hagan frente al consumismo y a la presión demográfica, empoderandoa las mujeres, mejorando la educación y haciendo que los métodosanticonceptivos sean de acceso universal.(FIN/2012)Fuente