The Walking Dead no es una serie increíble. Quiero decir, está bien, ¿no? Hay temporadas con más relleno que un pavo en Navidad, pero trata temas interesantes y tiene acción; los cliffhangers están planteados correctamente —vale, el de antes del parón de finales de 2014 a mí me pareció algo ridículo, pero la idea era buena— y el ritmo narrativo suele cambiar de un modo muy acertado.
Además, llama la atención que un esquema narrativo similar haya triunfado en papel (cómic), en televisión (serie de AMC) y en videojuego (de la compañía Telltale Game, que también ha comercializado The Wolf Among Us en homenaje al cómic Fables de Bill Willingham y está programando una versión en su clásico formato de aventura gráfica interactiva de Canción de hielo y fuego o Juego de Tronos).
Ahora podríamos empezar hablando de las voces críticas que han ido apareciendo por una u otra razón, o de los elogios que se han lanzado a lo largo de estos tres o cuatro años, pero hay algo que es indiscutible: su éxito, por lo tanto, vamos directamente a lo que nos interesa: ¿por qué The Walking Dead ha cosechado tantísima popularidad?
The Walking Dead es mucho más que un cómic referencial, mucho más que una serie con decenas de millones de espectadores: es el ingreso definitivo de los zombis en nuestras vidas y nuestros hogares, en el espacio de las ficciones de consumo mayoritario. Pero ¿cómo puede ser mayoritaria la imagen de un rebaño de muertos vivientes devorando vivo un caballo? ¿Cómo es posible que una serie podrida de contenidos violentos, repulsivos e inquietantes triunfe en un espacio de producción y difusión mainstream, obteniendo una audiencia inmensa?
Extracto de la sinopsis del libro The Walking Dead: Apocalipsis zombi ya
¿Qué hay de nuevo The Walking Dead?
Hace tiempo, hablé sobre el arquetipo del zombie; lo hice, concretamente, en un artículo titulado Sobre monstruos (II) en este blog. Como comenté entonces, este monstruo adquiere popularidad a raíz de las primeras cintas del director estadounidense George A. Romero y su origen tiene cierta base real en historias que provenían del Caribe y, a su vez, del vudú africano que se estableció en regiones como Haití y otras islas de las Antillas.
Sin embargo, La noche de los muertos vivientes es un film del año 1968, y no es hasta 2010 cuando el concepto del muerto viviente recoge una dimensión global, ¿no crees? ¿Por qué? A esta pregunta intentan responder varios ensayos recopilados en The Walking Dead: Apocalipsis zombie ya de la editorial Errata Naturae; firma que recomiendo no solo porque me parece que trata temas muy actuales de ficción audiovisual (tienen libros sobre Juego de Tronos, Los Soprano, The Wire, Breaking Bad…), sino porque la considero una de las precursoras de ese nuevo modelo literario que en Estados Unidos tiene ya unos cuantos años, y aquí está en proceso.
Desde mi punto de vista, hay una serie de cambios destacados que explican la masificación de las historias de muertos vivientes a partir de la aparición del cómic de Robert Kirkman y, sobre todo, tras el shock que supone el piloto de The Walking Dead a nivel mundial; estos son:
#1 Tiempo para acercarnos a los personajes
Es la primera vez que un cómic y, sobre todo, un medio audiovisual relatan una serie de sucesos sobre zombis con tiempo suficiente para que estos puedan desarrollarse. No se trata, únicamente, de huir; entretanto, ocurren otras cosas y se forjan conflictos muy dispares entre sí.
Así, el nivel narrativo y la empatía o la animadversión que se pueden conseguir son mucho más profundos (tanto en el caso de Rick, por ejemplo, como de un némesis como el Gobernador en la segunda y tercera temporada, o los blancos y los negros de personajes como Daryl, Carol o Michonne, entre otros).
El videojuego de Telltale Game, que cuenta con dos temporadas, ejemplifica estos conflictos a través de decisiones que debe tomar el jugador en lapsos breves de tiempo y afectan profundamente al desarrollo de la historia.
#2 Es una historia de una calidad cinematográfica
Esto, que no es unívoco para la serie de AMC, puede ser clave para entender el éxito de una narración que tiene el tiempo y los recursos para llegar a un público masivo. Según la redactora del Wall Street Journal Nancy deWolf, la acogida de la serie viene acompañada del hecho de sentirse real y verse como en el cine.
#3 ¿Terror? ¡No, es drama!
El punto básico por el que The Walking Dead ha triunfado. Está comprobado que las series dramáticas son mainstream, y el terror no. De ahí el éxito relativo de American Horror History, que no ha llegado al gran público, y el ‘petardazo’ de la historia de Rick Grimes.
#4 Se ha explicado el origen del zombie
Lo cual es una gran cagada, por cierto, ¿o quizá no? Una de las premisas del muerto viviente es que debe mantener esa posición intermedia entre lo físico y lo metafísico, entre la maldición y la infección… En ningún otro momento se había explicado cuál era su origen (y realmente en el cómic tampoco se hace); en cambio, The Walking Dead termina su primera temporada aclarando que se trata de una infección y que todos se convertirán, antes o después, en muertos vivientes.
#5 No son zombis: es la muerte
¿A qué nos recuerda el hecho de que todos están infectados? Exactamente: todos vamos a morir. Sin embargo, en esta historia la muerte acecha en cada esquina, como si alguien nos recordase constantemente que la vida solo lleva a la muerte a través de una perspectiva sobrecogedora.
Para mí, estos son los cinco pilares que han hecho que la serie triunfe, y que ahora me permiten lanzar una pregunta que contestaré en el siguiente post sobre el tema: ¿qué nos dice The Walking Dead sobre la bondad o la maldad humana? ¿existen hombres buenos pese a los malos tiempos o es necesario endurecerse para sobrevivir? Vamos a llevar esto a otro nivel, ¿OK?