Cinco estilos de trabajo

Hay personas que trabajan desde la perfección. La buscan en todo lo que hacen, pues consideran que las cosas deben hacerse bien a la primera vez y temen cualquier posibilidad de error.

Otros basan su estilo de trabajo en la fortaleza. Su sentimiento del deber y su capacidad de despegarse de las emociones les permiten ser capaces de gestionar momentos de crisis y situaciones de alta tensión sin perder la calma.

Tambien hay quienes actúan complaciendo a los demás, pues valoran el equilibrio y cohesión dentro del equipo. Y quienes centran su trabajo en el esfuerzo implicándose desde el entusiasmo y la motivación. Finalmente, otras personas se aproximan al trabajo desde la prisa con la necesidad de hacer las cosas rápidamente, de forma eficaz y en el plazo más corto posible.

Perfección, fortaleza, complacencia, esfuerzo y prisa definen nuestros estilos de trabajo. Son los cinco drivers por los que nos aproximamos a el mundo profesional. Están conectados con aquellos comportamientos inconscientes que aprendimos durante nuestra infancia cuando desarrollamos estrategias para recibir el reconocimiento de los demás.

Todos los estilos son aceptables, pues no existen estrategias mejores ni peores. Simplemente determinan nuestras diferencias a la hora de trabajar tanto de forma individual como en equipo.

Cada estilo tiene sus puntos fuertes, aquellos que nos permiten obtener el respeto y el reconocimiento de los demás. Sin embargo, en situaciones de estrés, la naturaleza compulsiva estos comportamientos explica nuestras limitaciones y nuestras fortalezas.

Aunque usted se reconozca en todos ellos, lo más probable es que emplee sólo uno o dos de forma preferente. Identificarlos le ayudará a conocerse. Y conocerse le ayudará a ser mejor profesional y mejor persona. Merece la pena

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