A León Werth
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Pero tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de comprenderlo todo, incluso los libros para niños. Tengo una tercera excusa todavía: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Tiene, por consiguiente, una gran necesidad de ser consolada. Si no fueran suficientes todas esas razones, quiero entonces dedicar este libro al niño que fue hace tiempo esta persona mayor. Todas las personas mayores antes han sido niños. (Pero pocas de ellas lo recuerdan).
Corrijo, por consiguiente, mi dedicatoria:
A León Werth,
cuando era niño.
«¿Quieres que lo envuelva?». Esta tiene que ser la pregunta más frecuente con la que me reciben en las cajas de las librerías cuando me acerco con un libro infantil entre manos. Mi respuesta suele variar, a veces solo sonrío y suelto un «No, no, es para mí, no se preocupe»... Pero otras veces prefiero que sí lo hagan. Aunque sea para mí o para la Fernanda de 6, 8 o 12 años que no deja de entusiasmarse con un libro ilustrado, sigue siendo un regalo.
Porque hoy es el día del niño —wikipedia me ha entregado datos confusos, pero puedo asegurar que hoy es uno de los tantos días del niño—, quería compartir con ustedes una breve selección de libros escritos originalmente para las audiencias más jóvenes, pero yo considero cruzan toda línea generacional. Considérenla un regalo al niño que, como buenos lectores míos que son, debe seguir ahí. Déjenlo salir de cuando en cuando, siquiera para leer un poco. Lo debe estar necesitando.
+ Las brujas de Roald Dahl: Batallé para escoger el libro de este autor que pondría en esta lista, pero mi decisión ha sido tomada. En una perfecta combinación entre humor, ternura y fantasía —o terror si lo lees de pequeño—, este título nos revela una verdad escalofriante: las brujas existen, y son como cualquier mujer que podrías encontrarte en la calle. Si todavía no conocen de primera mano la mancuerna Dahl-Blake, que es una de las mejores cosas que le pudo ocurrir a la literatura infantil, no deberían aplazarlo por mucho más tiempo.
+ Buenas noches, Laika de Martha Riva Palacio Obon: Mi último descubrimiento en literatura infantil tiene nombre, apellido y me tomó completamente desprevenida. Sebastián quiere completar la imagen borrosa que tiene de Marina, pero ella desaparece. El mundo está pendiente de Laika, pero ella cada vez se aleja más de él a bordo del Sputnik 2. Esta maravillosa historia tiene un mensaje precioso y a la vez duro que siento es muy importante transmitir a los jóvenes, pero a los más grandes también porque, como las cosas más importantes, se nos olvida. A mí me dejó con las manos heladas y una melancolía en el corazón que, tan solo al escribir estas letras, ha vuelto a mí.
+ Olivia y las princesas de Ian Falconer: La fórmula Fondo de Cultura económica + literatura infantil es una buena apuesta, los libros de Olivia son prueba de ello, sobre todo el que he tenido que escoger: Olivia y las princesas. No solo nos ofrece unos dibujos maravillosos y una protagonista arrolladora, digo, para ser una cerdita, sino un humor que hace que se me escapen las risas. Sí, risas en voz alta, no de esas que mueren al llegar a mi garganta. Move, Peppa pig, que Olivia ha llegado para quedarse.
+ Donde viven los monstruos de Maurice Sendak: ¿Quién dice que estamos muy grandes para libros ilustrados? Max, vistiendo un disfraz de lobo, no deja de hacer travesuras toda una tarde hasta que su madre lo manda a dormir sin comer cena. El rechazo que sufre nuestro protagonista, una personalidad revoltosa y el viaje que emprende para convivir con el rechazo y sus monstruos internos hacen de Max un protagonista con el que muchos niños se identifiquen. Y adultos también. Como sugerencia bonus, se disfruta muchísimo más en su lenguaje original. Let the wild rumpus start!
+ Del otro mundo de Ana María Machado: No quería incluir libros que haya leído de niña por el simple motivo que no creo sean fáciles de conseguir actualmente, pero con este libro tenía que hacer una excepción. ¿Por qué? El motivo es simple, Del otro mundo es uno de los libros que cambió mi vida y me convirtió en lectora.
Ana María Machado nos transporta a una finca brasilera, en donde unos niños logran comunicarse con el alma de Rosario, una niña que fue esclava en la misma hacienda varios años después. Temas como la esclavitud, memoria e injusticia se enredan entre ellos para presentarnos una historia que golpea, emociona y se queda contigo. Han pasado más de diez años desde que la leí por primera vez y hay momentos de mi día a día que este libro se vuelve a mi mente, sigilosamente y sin avisar.
Con Del otro mundo comprendí los efectos colaterales que vienen con la lectura y de los que nadie te advierte. Y de los que no planeo dejar de padecer.responder