Cinco lobitos
Una maravilla. Muy dura.
La historia parece que va de una madre primeriza desbordada y un padre ausente. Le canta Cinco lobitos (canción que perdura con el paso de los años) para calmarla.
Decide marcharse con el bebé a la casa de sus padres. Cuando empieza a salir a flote surge la enfermedad de su madre.
Qué difícil es reflejar todos esos matices del cuidado, del sufrimiento, de la desesperación. Qué excelente construcción de personajes y de los perfiles emocionales. Excelente reparto. Directora que brilla con esta ópera prima. Habrá que seguirla con atención.
Sinopsis: Amaia (Laia Costa) acaba de ser madre y se da cuenta de que no sabe muy bien cómo serlo. Al ausentarse su pareja por trabajo unas semanas, decide volver a casa de sus padres, en un bonito pueblo costero del País Vasco, y así compartir la responsabilidad de cuidar a su bebé. Lo que no sabe Amaia es que, aunque ahora sea madre, no dejará de ser hija.
Dirección y guion: Alauda Ruiz de Azúa. Reparto: Laia Costa, Susi Sánchez, Ramón Barea, Mikel Bustamante. Música Aránzazu Calleja. Fotografía Jon D. Domínguez. España 2022, 104 min. Premios Goya: Mejor actriz (Costa), actriz sec. (Sánchez) y dirección novel. Premios Feroz: Mejor guion, actriz (Costa) y actriz sec. (Susi Sánchez). Festival de Málaga: 5 premios, incluyendo Mejor película y guion. Premios Gaudí: Mejor película europea.
Un día después de ver esta película abro la novela de la que hablo a continuación, con algunos elementos en común.
El cielo según Google
Marta Carnicero
De poca extensión y de gran profundidad. Me gusta cómo nos lo va contando. Escritora a la que no conocía y a la volveré.
Fragmentos seleccionados:
El paraíso para los lanzamientos de caña encubiertos bajo pulgares alzados que más que me gusta servían para hacer público que me gustas.
Con el tiempo aprendería que las mentiras no son grandes o pequeñas según lo que encubren, sino en función de los efectos que provocan cuando son descubiertas.
Me dan pánico las pastillas y la realidad ficticia que prometen: si los cambios que producen se limitan al interior, si tan sólo pueden alterar la percepción de lo que vives pero fuera no cambia nada, ¿de qué sirven?
Es increíble hasta qué punto contar tu vida a un desconocido puede servir para ordenar las ideas.
No sé si contarlo todo sirve para construir una relación más sólida, pero esconder cosas (y más cuando son, en apariencia, irrelevantes) siempre me ha parecido una forma de engaño, sobre todo para quien lo practica: una suerte de autojustificación cuanto menos sospechosa. Tal vez responda a la comodidad de ahorrarse explicaciones que el otro no tiene (o parece que no tenga) derecho a pedir, o se vea favorecido por un modelo de relación basado en equívocos y acuerdos tácitos; en todo caso, me resulta difícil aceptar que sea necesario ocultar algo cuando uno defiende, precisamente, que no tiene nada que esconder.
La venganza le parecía justa, y aquellos días la justicia era la única arma que tenía para luchar contra el naufragio. Como si los naufragios se combatieran con armas, en lugar de bregando para salir a respirar a la superficie.
Un hijo no puede estar pendiente de querer a alguien que no se quiere antes a sí mismo y se ampara en sus propias carencias para disculpar ausencias injustificables.
Sinopsis: La llegada a casa de Naima, la niña que acaban de adoptar Julia y Marcel, debía suponer el inicio de una vida familiar plena, pero la nueva situación a la que se enfrenta la pareja hará aflorar una realidad que se empeñaban en ignorar. "Si pensáramos que nos morimos poco a poco, un poquito cada día, procuraríamos centrarnos en lo que nos hace felices. A menudo nos queremos, y hasta nos permitimos hacernos daño, como si tuviésemos carta blanca para rectificar, todo el tiempo del mundo para aspirar a la felicidad y ninguna prisa por alcanzarla".
Nº de páginas: 144. Editorial El Acantilado, 2018. Traducción del catalán: Pablo Martín Sánchez. Así comienza