Revista Libros
1. Los autores españoles solo escriben sobre la guerra civilu otros temas en los que el sustrato de la literatura española tradicional está más que presente. Podría poner muchos ejemplos de lo contrario, pero citaré solo dos nombres: Pilar Adón y Victoria Álvarez. Por motivos diferentes, su estilo se aleja bastante de lo que nos viene a la mente al pensar en «literatura española». También se debe tener en cuenta a los escritores de literatura fantástica que inventan mundos alejados de nuestra ficción, como José Antonio Cotrina.2. La literatura infantil y juvenil es inferior a la adulta / más fácil de escribir que la adulta.Basta con pensar en grandes clásicos que han estado incluidos en este grupo, desde los cuentos de los Hermanos Grimm o Hans Christian Andersen a autores de sobra reconocidos como Lewis Carroll, Louisa May Alcott, Michael Ende, Maria Gripe o Christine Nöstlinger, entre otros muchos. Personalmente, me parece que escribir para niños es complicadísimo y a veces no somos conscientes del mérito que tienen estos escritores por conseguir iniciar en la lectura a los más pequeños.3. Los clásicos son difíciles de leer. Depende, depende, depende. Si pensamos en autores como Marcel Proust o Clarice Lispector, sí, desde luego. Sin embargo, hay obras como Orgullo y prejuicio, Anna Karénina o Madame Bovary que se leen muy bien. Pensar que la lectura de todos los clásicos resulta complicada es un simple prejuicio (y bastante dañino, porque puede ahuyentar a los lectores).4. La literatura fantástica solo es para niños y jóvenes.Durante mucho tiempo este género se ha considerado de segunda, un tipo de libro que no puede interesar a los adultos por ser menos serio que el realismo que tanto ha marcado la literatura española del pasado siglo. Afortunadamente, las cosas están cambiando: ha quedado demostrado que muchos adultos disfrutan de la fantasía y cada vez son más los grandes grupos editoriales que le hacen un hueco en su catálogo.5. Todos los best-sellers son de mala calidad. Dentro de lo comercial hay diversos niveles: El guardián invisible, Cincuenta sombras de Grey y otros productos me parecen ejemplos de mala calidad, pero también hay obras más que consistentes, como La sombra del viento o las novelas de Kate Morton. Ni todo lo que aspira a ser más que entretenimiento es bueno, ni todo lo que se limita a este ámbito es malo.Continuará…