El Alzheimer sigue siendo una de esas enfermedades en expansión y para las que no existe ningún tipo de tratamiento ni cura. Esta situación puede estar a punto de cambiar después de que un grupo de científicos, pertenecientes a la Dominantly Inherited Alzheimer Network, hayan identificado los cinco indicios que predicen la gestación de esta enfermedad, de momento incurable, con una antelación de hasta 25 años. Por primera vez surge un halo de esperanza que abre la puerta a los tratamientos preventivos. El estudio denominado Clinical and Biomarker Changes in Dominantly Inherited Alzheimer's Disease, que se ha publicado recientemente en The New England Journal of Medicine bajo la autoría de más una treintena de investigadores, se centra en una serie de cambios en los procesos neurológicos que anticipan la aparición de una enfermedad solo hereditaria en el 10% de los casos –de ahí las dificultades para su estudio–.
Video of Amyloid-Beta Deposition in Autosomal Dominant Alzheimer’s Disease. http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa1202753
Estas nuevas pistas facilitarán el conocimiento sobre su evolución con el fin de producir nuevos tratamientos. Síntomas imperceptibles La primera de las señales tiene que ver con el descenso de los niveles de la proteína beta amiloide en el líquido cefalorraquídeo (LCR). Este proceso se puede detectar hasta 25 años antes del inicio de la pérdida de memoria realizando una resonancia magnética. Esta proteína es la causante de la formación de las llamadas placas seniles en el cerebro, una de las dos estructuras que caracterizan la enfermedad, junto a la formación de los llamados ovillos neurofibrilares. Con esta misma anticipación temporal también se hacen perceptibles las alteraciones en las estructuras cerebrales, como el hipocampo. Los síntomas del Alzheimer se producen varios años antes de que sean percibidos por pacientes o familiares El aumento de los niveles de la proteína microtubular Tau (abundante en las neuronas), se puede observar 15 años antes de la aparición de la enfermedad, según se asegura en el estudio.
Con una década de antelación también se puede observar una reducción del consumo de glucosa en la actividad cerebral (su principal combustible en condiciones normales), además de leves problemas de memoria en ciertas áreas de la corteza cerebral. Uno de los autores de la investigación, el profesor de Neurología de la Universidad de Washington, Randall Bateman, explica al diario The Telegraph que “estos cambios comienzan a producirse muchos años antes de que los síntomas del Alzheimer sean percibidos por los pacientes o por sus familiares”. Un notorio avance en la lucha contra la enfermedad porque, añade el neurólogo, “a medida que aprendamos más sobre sus orígenes y conozcamos los tiempos de su desarrollo podremos planificar los tratamientos preventivos con medicamentos exitosos”.
Este optimismo se muestra en las palabras de la directora del National Institute on Aging de Estados Unidos, Laurie Ryan: “Estos últimos descubrimientos son muy interesantes porque se trata de las primeras pruebas que confirman lo que ya sospechábamos desde hacía tiempo. Es decir, que la aparición de la enfermedad empieza varios años antes de que los signos del deterioro cognitivo o la pérdida de memoria se haga visible”. Cada vez más cerca de la cura La detección precoz de la enfermedad es fundamental para el diagnóstico y su tratamiento, apunta al diario británico el director de investigaciones de la Alzheimer's Society, Clive Ballard. De momento, estos avances solamente son aplicables a una minoría de personas que heredan los genes que ocasionan la enfermedad –se calcula que en el 90% de los casos no es hereditaria–, ya que el estudio se realizó analizando a 128 familiares de pacientes con Alzheimer y que presentaban un alto riesgo de portar los genes responsables del deterioro cognitivo.
Sin embargo, Ballard adelante que “hay suficientes indicios” para que estos resultados se apliquen a personas no susceptibles de heredar estos genes: “Todavía no podemos confirmarlo con total seguridad sin una investigación adicional que demuestre definitivamente síntomas de la enfermedad”. La detección precoz abre la puerta a un tratamiento contra esta enfermedad neurodegenerativa La lucha contra el Alzheimer está dando pasos de gigante durante los últimos meses. El último tiene que ver con un nuevo fármaco denominado IGIV que, tras realizar un ensayo clínico en humanos, ha demostrado que puede detener los síntomas durante tres años. Actualmente se encuentra en la última fase de investigación y podría comenzar a comercializarse en apenas una década, después de observar cómo los pacientes que se sometieron a este tratamiento frenaron su deterioro cognitivo. Los responsables de este estudio, un equipo de investigadores del Weill Cornell Medical College de Nueva York, aseguraron que ahora solo resta hacer ensayos clínicos en grupos más numerosos de pacientes para demostrar su eficacia.
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28 de Julio 2012 Posted in: Clinical Biomarker Changes,presintomas,sintomas