En tiempos de crisis, optimizar el beneficio se ha convertido en toda una necesidad para el sector de la restauración. Una situación que puede repercutir tanto en el sabor de la comida que nos sirven como en la relación calidad-precio de los productos que consumimos. Estos son algunos consejos para que, la próxima vez, no te den gato por liebre.
Bien sea por efecto de la crisis o por la fuerte competencia que se vive el sector, cada vez son más las "trampas" que utilizan los restaurantes para conseguir ahorrarse unos céntimos en cada menú que sirven. Tanto es así que el diario The Guardian acaba de publicar una lista con las principales estrategias que se siguen en este tipo de locales para reducir el coste de cada comida o bien encarecer artificialmente el precio de algunos alimentos.
El primero de ellos, y el más evidente, es la racionalización de los productos más caros. Así, por ejemplo, la presencia de elementos como las nueces o las pasas han pasado a tener un protagonismo muy limitado en la mayoría de los platos, mientras que otros productos como el bacon y las anchoas se ha reducido de manera notable en favor de alimentos más baratos como el tomate triturado o el queso. De la misma forma, muchos camareros sirven un exceso de espuma de forma consciente al tirar las cañas con el objetivo de abaratar el coste de la cerveza.
Pero reducir los productos más costosos no es el único modo que tienen los restaurantes de ahorrar. Según denuncia The Guardian, algunos restaurantes adquieren botellas de vino de marcas desconocidas y las venden a precios muy superiores a su coste de mercado, mientras que otros optan por colocar estratégicamente en sus cartas aquellos platos que les reportan más beneficios. Según afirman diversos estudios, los platos situados en el centro de la carta suelen convertirse en los más demandados, por lo que muchos restaurantes optan por colocar en ese lugar los que les resultan más rentables.
Del mismo modo, el nombre de la comida o el tamaño del plato en que lo servimos también puede marcar una notable diferencia a la hora de poner el precio, por lo que muchos locales optan por jugar estas cartas a la hora de cobrar nuestros menús. Otro dato curioso es el del peso del cubierto con el que comemos. Según afirma el diario inglés, algunos restaurantes acostumbran servir la carne con cubiertos más pesados ya que, según diversos estudios, crea la sensación en los clientes de que estamos comiendo carne de mejor calidad.