Se ha dicho de ella que es la Naranja Mecánica del Siglo XXI. y lo cierto es que no puedes evitar comparar estas dos películas a medida que avanza el metraje. El uso de la violencia, la música clásica, los movimientos ralentizados, las imágenes grotescas e impactantes y un protagonista carismático a más no poder, son el conjunto perfecto para comparar a “Bronson” con la imaginación de Kubrick. Está dirigida por el director de “Drive” y de “Pusher”, el aclamado Nicolas Winding Refn.
Pero hay una diferencia fundamental en estas dos historias, una de ellas es real, la de Michael Gordon Peterson, alias Charles Bronson, el preso más peligroso de Inglaterra. Su historia es tan impactante y grotesca que no podía más que acabar convirtiéndose en una película de culto, amada por unos y odiada por otros.
Michael nació el 6 de diciembre de 1952, en Aberystwyth, Gales. Hoy día tiene 61 años y cumple prisión de por vida en una cárcel de máxima seguridad y totalmente solo. Lleva 34 años en la cárcel, de los cuales 30 ha estado aislado de los demás presos. Estos datos sorprenden muchísimo si además se sabe que no ha matado nunca a nadie.
Hablemos primero de la película y ahondemos después en ella, quedaremos sorprendidos, seguro.
¿La nueva Naranja Mecánica?
“Bronson” es una película biográfica de la vida apasionante de este hombre, carne de cañón de un sistema penitenciario que no sabe qué hacer con él. Comienza repasando su infancia, más bien su adolescencia. Vemos a un niño problemático, que se pelea con los demás a cada rato, que tiene una gran valentía y mucha agresividad.
Sus padres eran personas normales, en principio, incluso lo protegían bastante (cosa tampoco buena del todo). No era rebelde por los problemas en casa por lo que parece, sino que simplemente se metía en líos por su fuerte personalidad. En la película se ve a una madre que no quiere aceptar que su hijo sea un delincuente juvenil, dando un portazo al director del colegio que quería hablar con ella por la última pelea protagonizada por su hijo. El niño se mete en un lío detrás de otro y termina en un reformatorio un tiempo.
Una de las cosas que llaman más la atención de la originalidad de la narración, es que el que te cuenta la historia es el propio Bronson, caracterizado como un maestro de ceremonias de circo. Este recurso narrativo tan original es porque Michael se enroló en un circo cuando casi tenía los 18 años, como hombre forzudo, porque ya tenía su imponente físico. Se casó en 1972 con una mujer llamada Irene, con la que tuvo su único hijo, también llamado Michael. A los cinco años se divorciaron e Irene se volvió a casar, lo que supuso un golpe emocional para él.
También tuvo una breve carrera como boxeador, fue ahí donde se puso su nombre de guerra, Charles Bronson, por el rudo actor con un bigote como el suyo. Esto fue a principios de los 80, y la idea fue de su agente de boxeo (con el que acaba peleándose también) más que porque le gustara a él.
A los 22 años comenzó en firme su rosario de condenas que le han llevado a una celda hasta hoy. Atracó una oficina de correos, de donde se llevó poco más de 26 libras, y fue condenado por robo con violencia a 7 años. A partir de ese momento, sus continuas peleas y su personalidad problemática le llevaban de una celda de castigo a otra, al aislamiento y las palizas de los guardias que lo custodiaban. A veces hacían falta diez hombres para dominarlo medianamente. Desde 1974, ha pasado en libertad sólo cuatro meses y nueve días. Tardaba nada y menos en meterse en un nuevo lío, casi siempre por robo, pero también alunizajes, amenazas y todo un rosario de delitos violentos.
La película es un genial repaso a todas esas aventurillas de delincuente que tanto entretienen en el sillón del cine. Un excelente forma de narrarlo, mezclado con una buena música, con un significado, como ‘It’s A Sin’ (es un pecado) de los Pet Shop Boys en la fiesta de uno psiquiátrico donde intentaron rehabilitarle como preso peligroso.
Todo lo que vive este hombre se traduce en un mundo interior inmenso y rico, surrealista, violento y crítico con la sociedad, que lo castiga, sin que él de nunca su brazo a torcer. Esto es aprovechado por un profesor de arte con el que se cruza en la prisión y que potencia esa vena artística como válvula de escape.
Se convierte en un auténtico Picasso, un divo del arte con el comportamiento más excéntrico que se puede tener. Estas caricaturas y dibujos animados se mezclan con la música y el mundo surrealista, recordando mucho a la obra maestra “The Wall” de los Pink Floyd.
El derroche de sentido del humor, las emociones encontradas y el impacto de las imágenes son puntos fuertes de esta gran historia. ¿Es la nueva Naranja Mecánica? No señores, es la vieja y la misma que dentro de un siglo y de dos, la historia siempre actual de cómo queremos rehabilitar a presos con los que no sabemos qué hacer. Gente que sigue igual por mucho que la castigues.
Kubrick fue el primero, pero no puede ser el único que cuente la vieja historia de un inadaptado social, que hace de la violencia su forma de vida, y que no puede eludir su forma de ser, por mucho que lo intentes (con experimentos como en la Naranja Mecánica) ó que lo encarceles (como con Bronson).
Tom Hardy, el camaleón
Hay que hacer una mención especial a este pedazo de actor capaz de meterse en la piel de un preso peligroso, un luchador ó el villano Bane de Batman. Ha hecho papeles secundarios en Star Treck Némesis, en Black Hawk derribado, en la versión de Sofía Coppola de María Antonieta y en la buenísima RocknRolla de Guy Ritchie. Su papel en Origen le termina de dar la fama como sex symbol.
El caso es que el trabajo que hace este actor en “Bronson” es digno de una gran admiración, y es una de las mejores de su carrera. No podía ser más perfecto para este papel, por su físico y la personalidad que sabe dar a sus personajes. Un 10 para él.
El auténtico “Bronson” y su mensaje para el estreno
Uno no puede sentir en última instancia más que lástima por personas así. Provocan grandes sufrimientos a los demás, pero ellos son sus propias víctimas principales. Michael Gordon Peterson no puede estar dentro de la sociedad, no puede llevar una vida normal ni hacer nada como los demás. Su mal carácter le arrastra a ser violento, y su físico hace que le tengan miedo. Cuando uno tiene una personalidad así, y los demás sienten miedo con verte, es fácil convertirse en un tirano. Todos hacen lo que tú dices porque les mueve el temor.
Lo más fuerte de todo esto es que este hombre ha sido trasladado a más de 120 prisiones diferentes, y encerrado en aislamiento cientos de días, que bien podían ser años. No ha matado a nadie, aunque sí ha estado cerca, pero es tan peligroso que lo consideran no apto para reinsertarse. La última vez que intentó solicitar la libertad condicional fue en 2004, y se le negó. A partir de esa fecha igualmente ha seguido protagonizando grandes altercados y una resistencia sin límites a la autoridad.
Le temen tanto que, en 1999, crearon una unidad penitenciaria especial sólo para él y otros 2 presos más de Woodhill, para buscar reducir el riesgo que representaban para el personal y para otros prisioneros.
El broche de oro para condenarle de por vida lo puso un intento de secuestro en la cárcel. En 1998 tomó como rehenes a dos presos iraquíes, a los que obligó a que le llamaran “general”. Amenazó con comerse (literalmente) a uno de ellos si no se cumplían sus peticiones: un helicóptero para volar a Cuba y dos metralletas Uzi con 5.000 cartuchos de munición. La leyenda sobre él dice que también pidió una muñeca hinchable, una taza de té, un sándwich de pepinillos y un hacha.
Se ha casado dos veces, una de sus mujeres era musulmana, y se convirtió a esa religión, que abandonó después cuando se divorciara. Otro aspecto muy curioso sobre él, es que ha escrito diversos libros, uno de ellos sobre fitness, y de cómo se mantiene en forma con pocos recursos y con el espacio que le permite su situación de preso. Hace al día 2.500 flexiones y abdominales, lo que le ayudan a mantener su impresionante físico de forzudo.
Durante los últimos diez años, Bronson ha escrito poesía y ha realizado numerosas obras de arte (cuadros, dibujos etc). Ha publicado once libros y ha conseguido 11 Premios Koestler para reclusos.
Actualmente, desde 1999, cumple su pena en el módulo de aislamiento, sin contacto con otros presos, en el penal de máxima seguridad de Wakefield. Para el estreno de esta película, consiguió hacer llegar un mensaje con su propia voz a la gala de estreno (sin los permisos carcelarios pertinentes, cosa que se está investigando) mandando a todos un mensaje para pensar muy detenidamente:
“La gente verá lo que fui en un tiempo, un hombre atrapado en un malvado y corrupto sistema penal. No saco pecho. Fui realmente horrible, violento, malo. No estoy orgulloso de ello, pero tampoco me avergüenzo, porque por cada golpe que he dado he recibido 21“
Un apunte para terminar. Se está hablando mucho de la reforma del sistema penal en este país, y se toma como referencia los sistemas penales de Europa como ejemplo. Quiero recordar una cosa, si nos fijamos en el sistema penitenciario inglés, debemos ver no sólo sus virtudes, sino también sus defectos, y Bronson es un defecto muy gordo de este sistema, que no ha servido para rehabilitarle, por muchos años que pasen.
Fuente: cocederodecine.wordpress.com