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Cine | Drive, de Nicolas Winding Refn (2011)

Publicado el 08 febrero 2012 por Mientraslees

Cine | Drive, de Nicolas Winding Refn (2011)

Un argumento honesto, un reparto sencillo, una puesta en escena creíble y, lo mejor, te mantiene pegadoLo admito: no tenía ni idea de qué iba la película. La quería ver porque su guión se basa en una obra homónima de James Sallis publicada en el 2005 y, si me conocéis bien, sabréis que me chiflan las películas basadas en libros. Bien, ahora tengo otro libro que añadir a mi lista de deseos… y cómo no, siendo Drive la una apuesta diferente y sorprendente que es.

DriveTítulo Original: Drive
Año: 2011
Duración: 102 min.
País: EEUU
Director: Nicolas Winding Refn
Guión: Hossein Amini; basado en la novela homónima de James Sallis.
Interpretes: Ryan Gosling (conductor), Carey Mulligan (Irene), Ron Perlman (Nino), Christina Hendricks (Blanche), Bryan Cranston (Shannon), Oscar Isaac (Standard), Albert Brooks (Bernie Rose)


Todo empieza en un coche.

Nuestro protagonista sin nombre (se le conoce como “el conductor) se dedica a llevar y traer a delincuentes. No hace preguntas, no mira lo que estás haciendo. Sólo conduce. Por cinco minutos será tuyo, pero después de esos minutos, olvídalo para siempre. Ese es su lema. Es un tío duro, guapo, interpretado por un Ryan Gosling chulesco, solitario y terriblemente interesante. Su vida es una constante interrogante durante todo el film y cuando cae enamorado de su vecina, Irene, comenzamos a desear desentrañar su destino. Sin embargo, la película no va por ahí, señores. La película tiene algunos giros inesperados. La mafia, el fraude, la violencia explícita y hasta los borbotones de sangre hacen su aparición estelar en una película de evoca antiguos éxitos del cine negro de los años 40, mezclándolos con la miseria que reina actualmente en los suburbios. Este neo-noir cuenta con una fotografía tenue, tétrica, con muchísimas sombras y perfiles despuntados, combinando con planos sencillos y efectivos, que tienen una delicadeza que luego falta a la hora de mostrar la violencia más desmedida. No es que yo sea un blandengue; me impresionó increíblemente lo gráfica que podía ser la venganza en “Drive”, y es que cuando el amor toca a la puerta… no hay quién se resista. El resto del reparto no destaca demasiado, pues no tienen mucho protagonismo, sólo me quedaría con el judío mafioso que quiere ser italiano, interpretado por un avejentado Ron Perlman. Los diálogos son los justos y necesarios y tienen una fuerza inusual en películas tan silenciosas cómo esta. En conjunto, el aura de “Drive” descoloca. Es como una gran producción de serie B, lejos de los convencionalismos o de la comercialidad cinematográfica actual. Sin lugar a dudas, lo más destacable es el personaje principal, “Driver”, el conductor, nuestro Ryan Gosling enfundado en unas gafas de sol con su gesto taciturno y observador. Cuando este hombre abre la boca, tiembla. La verdad es que quedé muy satisfecho con su papel, nunca lo había visto en otra película y me sentí terriblemente atraído por su físico querubín, junto a su salvaje puesta en escena. El tema que surge de pronto, el de la mafia, me fascinó. Me encantan las pelícuas de mafiosos… ¿Os habéis dado cuenta de que la gran mayoría de esenas mafiosas transcurren en un restaurante (muchas veces italiano? Lo simpático es que, mientras veía la película, me comía una pizza italiana que estaba buenísima. ¿Habrían matado a alguien encima antes de traerla a casa? Nunca lo sabré.

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La música fue un terrible error, desde mi punto de vista. Me resultó molesta, irritante y sobrante en todo momento. Desde que aparecía yo deseaba su desaparición. Fue algo horrible. Luego tenemos un final algo abierto y algunos cabos que quedan por resolver, dejándonos aún con más ganas de devorar el libro en el que se basa esta cinta, para desempolvar un pasado que no se nos cuenta y, tal vez, un futuro que en la cinta no existe.

Tal vez no sea una obra maestra del cine, pero sí que ha sido un golpe de aire fresco. No era lo que esperaba: ha sido mejor. Un argumento honesto, un reparto sencillo, una puesta en escena creíble y, lo mejor, te mantiene pegado a la pantalla durante sus 102 minutos. Si estáis buscando qué ver un fin de semana, “Drive” puede ser una buena opción.

Lo mejor: Diferente, nada comercial, con un personaje principal atrapante y misterioso. Un Ryan Gosling muy destacable.
Lo peor: Algunos cabos quedan sueltos aún a pesar del final.
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