Aunque Ridley Scott hace tiempo que utiliza los “nuevos trucos y juguetitos” disponibles en el ámbito de la realización cinematográfica, como las imágenes generadas por ordenador, también es famoso por su fe en filmar lo que él denomina “lo verdadero”, es decir, rodar en sets absolutamente realistas. De hecho, dado que muchas de las actuales películas de género épico dependen enormemente de las imágenes digitales, Prometheus es toda una rareza: presenta un gigantesco mundo de ciencia-ficción en el que la mayor parte de los sets, objetos de atrezo y acrobacias de especialistas son de verdad. Esto proporciona una impresionante y tangible sensación de realidad, donde se suceden sets cada vez más impactantes. Como uno de los miembros del equipo de producción dijo: “Ridley construyó el patio de recreo alienígena más grande del mundo”.
La producción se llevó a cabo en cinco escenarios de los estudios Pinewood, en Reino Unido, incluyendo el famoso “escenario 007” (uno de los mayores platós de Europa, con una superficie de, aproximadamente, 5.000 metros cuadrados). Ajustándose al limitado espacio de los estudios, los realizadores tuvieron que construir más de 16 sets en cinco escenarios, así como aumentar el tamaño del escenario 007 al menos en un tercio. La fotografía principal empezó en agosto de 2010, aunque el trabajo preliminar había comenzado mucho antes.
Arthur Max no solo diseñó las naves y vehículos espaciales sino también el paisaje del planeta hasta el que viaja la expedición y las estructuras y la nave que descubren allí. En cuanto a la nave Prometheus, Max dice que su intención era “hacer algo extraordinariamente vanguardista, representando a una emblemática nave espacial con la tecnología más puntera, necesaria para investigar las zonas más recónditas de la galaxia. Analizamos muchos diseños de la NASA y de la Agencia Espacial Europea, y jugamos con dichos conceptos en el contexto de lo que el viaje espacial supondrá para la generación siguiente a la nuestra”. Max trabajó después en los aspectos relacionados con la arquitectura interior de la nave, así como en el modo en que ello podía afectar a su apariencia exterior.
El puente de la nave Prometheus es un set formado por dos niveles, donde destaca la extraordinaria atención al detalle y la deslumbrante tecnología, incluyendo una gigantesca y envolvente pantalla de brillante cristal facetado en la parte frontal de la estructura. Probablemente el set más elaborado del Prometheus es el alojamiento de Vickers, que se asemeja más a un lujoso apartamento de la Quinta Avenida que al camarote de un vehículo interestelar. El espacio resplandece con mobiliario de diseño, tanto antiguo como moderno –incluyendo un piano Fazoili y candelabros Swarovski–, y también es una instalación sanitaria de avanzada tecnología que incorpora una unidad médica robotizada (Med-pod) capaz de tratar cualquier necesidad médica…, incluso una emergencia quirúrgica. Los translucidos robots que conforman esta unidad médica en forma de urna protagonizan una de las secuencias más determinantes del filme, mezclando acción, terror y susto de una manera que nunca antes se había visto en el cine. “Lo que sucede allí simplemente es lo peor que te puedes (o quizás no) imaginar”, dice Rapace.
Otros sets de interior incluidos en el Prometheus son: un laboratorio, donde la tripulación lleva a analizar sus descubrimientos; la sala preparatoria, donde la tripulación se enfunda la vestimenta que necesita para desarrollar su cometido; los receptáculos de híper-sueño, donde David monitoriza a los miembros del equipo a lo largo de los dos años que dura su viaje a otro planeta; el comedor, con una sorprendente gama de elementos de alta tecnología; y los alojamientos de los miembros de la tripulación.Entre los épicos escenarios que Max realizó para representar al planeta extraterrestre se halla la Pirámide, que en su interior contiene el Juggernaut, similar a la nave en forma de media luna que vimos estrellada en Alien, el octavo pasajero. Utilizando una serie de estancias, galerías y túneles que conectan entre sí las salas más amplias, y tras su perfeccionamiento en posproducción, el espacio resultó tan grande como el edificio del Empire State. Era tan enorme que algunos miembros de la tripulación se desorientaban por completo.
Fuera, en el plató de exteriores de Pinewood, Max y su equipo construyeron el garaje de Prometheus, uno de los tres sets ubicados bajo el cuerpo principal de la nave. Este gigantesco set alberga a los vehículos de la tripulación, que fueron construidos desde cero por el equipo de producción. “Teníamos que crear unos vehículos que de verdad pudieran conducirse sobre una superficie hostil, muy ondulante y rocosa”, dice Max. “Necesitábamos un tipo de transporte lo suficientemente industrial como para operar en estos entornos pero que al mismo tiempo tuviera rasgos futuristas”. Nos llevó once semanas fabricar estos robustos vehículos, que complementamos con tecnología de vanguardia, luces LED y asientos acolchados, todo ello subrayado con un resplandeciente acabado metálico.
Tras quince semanas en los estudios Pinewood, reparto y equipo técnico se trasladaron a Islandia para rodar las secuencias culminantes así como el prólogo de la historia. En la ciudad de Hekla, producción rodó escenas de acción y extrema emoción; mientras uno de los volcanes más activos de Islandia amenazaba con entrar en erupción. Algunas escenas adicionales se rodaron en una espectacular catarata de Dettifoss.
Enfrentándose a desafíos tan exigentes como los de Max se hallaba otra asidua colaboradora de Scott: la oscarizada diseñadora de vestuario Janty Yates. “Ridley fue tajante respecto a evitar los inflados trajes espaciales característicos de la NASA que el público conoce tan bien”, señala Yates. “Ridley prefería un estilo rectilíneo, por lo tanto, combinamos distintos materiales con un novedoso diseño de traje espacial basado en la tecnología biomédica que se utiliza para reemplazar la piel, con el objetivo de fabricar un traje que pudiera proporcionar, de una manera creíble, ligereza, flexibilidad y comodidad en cualquier entorno extraterrestre. El vestuario de cada uno de los tripulantes constaba de dos tipos de traje (uno espacial y otro interior de neopreno), un arnés al que se adhería el casco y una mochila. Las instrucciones de Scott eran hacer un casco esférico sin puntos ciegos. Cada casco disponía de nueve pantallas operativas de video, luz y suministro de oxígeno, activado por dos ventiladores a pilas que los tripulantes llevan en la mochila. Exteriormente, el casco cuenta con un completo y operativo sistema de iluminación, así como con cámaras de alta definición con funciones de transmisión y grabación.
El atuendo que David lleva a bordo de la nave se asemeja al de los humanos, pero añadiendo ligeros matices para proporcionarle un aspecto más lineal. Theron viste un precioso traje de seda y angora de color plateado. “Vickers es la Reina de Hielo. Nuestra idea era hacer que su aspecto fuera en todo momento el más perfecto posible”, indica Yates. Teniendo en cuenta el símil marítimo para Janek, Janty vistió a Elba con una embadurnada chaqueta de lona, que le daba la sensación de llevar muchos años al mando de una nave. Marshall-Green, en su papel de Holloway, muestra un atemporal y cómodo estilo casual a base de sudaderas, pantalones de tipo thai yoga y chancletas.
Las nuevas criaturas que aparecen en el filme son responsabilidad de Neal Scanlan, supervisor creativo de Diseño de Criaturas y Efectos Especiales de Maquillaje, y Conor O’Sullivan, supervisor de Prótesis. “Para mostrar la evolución de estas repugnantes criaturas nos atuvimos a criterios lógicos y biológicos”, dice Scott. Scanlan añade: “Cada etapa del ciclo vital de una criatura tiene un propósito determinado. Dentro de nuestra xenobiología introdujimos nuevos elementos que no provenían precisamente de Alien, el octavo pasajero, pero que sí tienen un ADN semejante. Muchas de las referencias de Ridley se derivan de la naturaleza: plantas, vegetales, animales marinos y de otro tipo. No se ha inventado absolutamente nada”.
Prometheus es la primera película de Scott rodada digitalmente y en 3D, formato cuyos desafíos técnicos y oportunidades estéticas ha asumido plenamente el realizador. Scott y Wolski utilizaron la tecnología para reforzar la acción y las emociones en los espacios reducidos, así como para proporcionar una perspectiva épica.
En su regreso a un género que contribuyó a definir, Ridley Scott continúa ampliando fronteras dentro de la narración cinematográfica, tanto visual como temáticamente. Como él mismo advierte, a Scott le interesa el “todo”: desde la estructura del filme al casting, desde el decorado y el vestuario a las nuevas formas de contar una historia. Asimismo, mientras este célebre director te proporciona un susto de muerte, nunca pierde de vista el concepto de Cine, con mayúsculas. “Ver Prometheus”, concluye Scott, “resultará una experiencia absolutamente sorprendente”.