Cine de 3.00 estrellas pero que se merece 3.37 estrellas
Una cinta que no te dejará indiferente, no podrás etiquetarla, al menos tiene una dosis de experimentación que agradecerán los cinéfilos suspicaces, con una fotografía refinada, una cámara que le gusta escudriñar los espacios y los rostros, como podrán verificarlo en aquel perturbador encuadre al rostro de Anna en la Sala de Conciertos, momento inquietante, de gran expresismo por parte del Director y la Actriz, nos obsequia Kidman un instante sublime, una introspección a ella y a nosotros mismos, ( maravilloso Nicole, maravilloso).
La escena del baño, tampoco los dejará indiferentes, ¿Qué van a hacer? Inevitablemente se cuestionarán, y es porque la cinta de inicio se plantea como una historia poco convencional, que más adelante decaiga en argumento, se derrumbe y no pueda levantarse más, es algo que no quita el mérito a su audacia, su provocación, su exploración al tema, y no me refiero a la reencarnación, más bien al amor, que nos muestra uno de sus tantos rostros.
Una cinta que le fue imposible sobrellevar la expectación hasta el final, tuvo tantos aciertos como desaciertos y eso implica que al realizador le gustan los riesgos que ya es una gran virtud en un cineasta.
Cameron Bright ese niño que nunca cambia de cara, no me gustó mucho su actuación, quizás hicieron un mal casting, (frío como él solo, parecía que en lugar de cara llevaba una máscara).
El final es para dejar disgustados a todos sin excepción pero: Si eres fan de la carrera de Nicole Kidman, en esta cinta, quedarás maravillado con su Anna, y podrás constatar su enorme talento.
Reencarnación es una de las películas que más he recomendado ver, pero no sé si a quienes la he recomendado ya la hayan visto, mucho menos sabré si produce las inquietudes que me ha producido su primera vista, mucho menos sabré si todo sea porque la vi en la gran pantalla del cine, quizás ese efecto no se logra al verlo en las pantallas menores de casa.
(2005)
Por: Godofredo Oscós-Flores