Partiendo de que Birdman no es la típica superproducción al uso, incluso así multiplica por cinco el presupuesto de la película argentina, un verdadero ejemplo de lo que se puede hacer con un guion inteligente y un elenco de actores de gran categoría, nada que ver con lo que se estila por esos lares, caras bonitas que no saben siquiera vocalizar, para qué vamos a hablar de interpretar.Relatos Salvajes es una transposición al cine de un libro de cuentos, como su propio nombre indica, perfecto paradigma de lo que debe ser el género breve, relatos redondos y contenidos, donde nada sobra ni falta, haciendo bueno el arquetipo del clavo de Chejov, según el cual: “Si en la primera línea de un cuento aparece un clavo, en la última alguien debe colgarse de él”. Estamos hablando de CINE con mayúsculas, de una obra compleja, con múltiples lecturas para diferentes niveles de exigencia del público, y unas interpretaciones magistrales de actores en general poco conocidos para el público patrio, con la excepción, quizá, de Ricardo Darín.
Birdman, a pesar de ser una gran película, un metafilme que habla de las interioridades del show bussines, sobre todo de sus miserias, y por más que ganase los cuatro Oscars más importantes, no llega al nivel de excelencia de la producción austral. Sin duda, en unos años, algún famoso de Hollywood comprará los derechos y producirá un remake que sí será un taquillazo a nivel mundial.