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Cine sin alma

Publicado el 14 mayo 2013 por Kolchak
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Cine sin alma

perdita durango

He hecho algo que no está nada de moda, como es revisar una película española de los 90, para colmo una película española de la que casi nadie quiere acordarse: Perdita Durango (1997). ¿Me parece oir un lejano abucheo por ahí??? Seguramente. Y hasta cierto punto lo entiendo. Yo mismo hace dos semanas ni de coña hubiera hecho algo así, pero el caso es que acabo de leer Perdita Durango, y me ha picado la curiosidad por volver a ver la película. En su momento la vi en el cine y no me disgustó aunque tampoco me dejó ninguna huella.

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Perdita Durango-novela es una maravilla. Más preocupada por describir un mundo bizarro y loco a través de la fauna que lo habita que en construir un argumento. Algo así como un cuadro impresionista que desprende autenticidad y un extraño lirismo apocalíptico. Barry Gifford sabe muy bien de lo que habla y sabe cómo contarlo. Después del éxito a todos los niveles de Wild at Heart (1990) era normal que el cine se fijase en Perdita. Quizá no fuera tan normal que lo hiciera el cine español pero así fue. Aunque la película la terminó haciendo Alex de la Iglesia lo cierto es que en un principio fue Bigas Luna quien debía dirigirla, con Madonna y Javier Bardem como protagonistas. Eso hubiera estado bien. Sin desmerecer a Rosie Pérez creo que Madonna podía haber sido una buena Perdita. Más tarde el proyecto evolucionó a lo que finalmente fue: la siguiente película de Alex de la Iglesia después de su consagración con El día de la bestia (1995).  Terminó siendo un ejemplo bastante representativo del cine español de la época, una producción de Andrés Vicente Gómez, impulsada entre otros por el niño de oro de Sogecable Fernando Bovaira, con el protagonismo de Javier Bardem y la inevitable presencia como secundario de Santiago Segura. Muy años 90 todo. David Trueba era entonces un guionista de prestigio. Todavía no me creo que colaborase en el guión. En su contexto, el proyecto era algo así como un grito de ¡Otro cine español es posible! ¡Comercial y de calidad! Pero las previsiones no se cumplieron, la película no tuvo la repercusión esperada y a día de hoy el cine español como “industria” es más que nunca un espejismo.

Es imposible hablar de Perdita sin acordarse de Wild at Heart, lo cual es una putada para Alex de la Iglesia porque cualquiera, comparado con Lynch sale perdiendo, pero si las ponemos juntas podemos entender porqué una película que lo tenía casi todo para salir bien terminó fracasando. ¡¡Si hasta Barry Gifford supervisó el guión!!

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Veamos. A nivel de producción la película está bien. Sobrada de medios, con un reparto excelente, además de Pérez y Bardem sale gente tan guay como James Gandolfini, Screaming Jay Hawkins, Alex Cox, Don -Bloody Mama- Stroud, etc… Alex de la Iglesia es un hombre de cine de talento indudable, de los pocos (en España) que podían manejar los referentes estéticos de Perdita y sobradamente capacitado para filmar escenas de violencia. ¿Qué falló? Volvamos a Wild at Heart. ¿Qué hizo David Lynch? Algo nada fácil. Utilizó la novela de Barry Gifford para construir algo que es mucho más que una película, construyó un mundo que tenía vida y fluía en la pantalla, algo que era tan suyo como de Barry Gifford. Podía haberle salido mal pero no fue así. Wild at Heart es una maravilla.

No creo que las intenciones de De la Iglesia fueran tan ambiciosas. Seguramente se conformaba con hacer una buena película, entretenida y potente. Ahora que la he vuelto a ver entiendo mejor porqué en su día me dejó bastante indiferente. Me ha vuelto a pasar lo mismo y eso que la película tiene realmente pocas cosas que se le puedan reprochar. Está bien de ritmo, tiene un look interesante, los actores están bien…. Aparentemente la alquimia de los elementos estaba bien pero el destino quiso que Perdita Durango fuera una de esas películas que nacen sin alma. Una cosa que no se puede explicar. Tantos esfuerzos técnicos, de producción, para que al final todo resulte mecánico y tenga un nosequé de impostura. Así es el cine. Una película narrada de manera torpe puede, por el motivo que sea resultar fascinante mientras que otra película, millonaria y brillantemente narrada puede ser un fiasco que sólo despierta indiferencia. A veces ni siquiera depende de la gente que trabaja en la película. Simplemente sucede, hay películas que tienen alma y otras no. Wild at Heart tiene alma, misterio o como queráis llamarlo. Perdita Durango, como los fetos aparecen en la película, no. O dicho de otra manera: sin misterio no hay belleza.

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