"Las películas son un 50 por ciento visual y el 50 por ciento de sonido. A veces el sonido incluso exagera lo visual." (David Lynch)
Retomamos el cine, a través de la música eso si, haciendo un somero repaso de la utilización de temas conocidos del pop y el rock en las bandas sonoras. Antes que nada he de recalcar que no me considero entendido en composiciones originales para cine, y que tan sólo recupero aquellos directores que, de manera mas o menos acertada, dotan habitualmente sus escenas de una atmósfera especial gracias a la elección de un determinado tema musical, que suele salir reforzado y ligado posteriormente a esas imágenes en nuestra memoria.
El universo único de David Lynch siempre me ha fascinado, historias habitualmente dramáticas y de suspense, pobladas de personajes psicóticos y extraños, imágenes inquietantes con una estética propia, única, personal y muy cuidada. Hay que recordar que Lynch comenzó como pintor, estudió en la escuela de Arte e incluso viajó a Salzburgo para estudiar con el pintor expresionista Oskar Kokoschka. Se ha considerado que las películas de Lynch son como pinturas en movimiento, su resultado final se muestra poco a poco, indagando en los detalles, y la plasticidad de sus fotogramas está cuidadosamente elegida, desde la luz hasta los colores, pasando por el vestuario, la música, la decoración, el aspecto de sus personajes... todo en sus películas tiene un componente de elemento pictórico muy acentuado.
La carrera cinematográfica de David Lynch está, musicalmente hablando, ligada a la del compositor Angelo Badalamenti, que ha compuesto la mayor parte de las partituras de su filmografía. Pero David tambien ha estado involucrado en proyectos musicales dentro y fuera del cine, en especial en el campo de la música eléctronica, pero ese es otro tema, vayamos a lo nuestro. Tras su atormentante y surrealista debut "Cabeza borradora" (1977), Lynch se asocia con Mel Brooks con quien dirige la estupenda "El hombre elefante" (1980), una película poderosa y bella con partitura de John Morris. Tras un leve descanso le cae un encargo de Dino De Laurentiis, una superproduccion alucinada de resultado un tanto fallido "Dune" (1984), basada en la fantástica space-ópera de Frank Herbert, a cambio de este encargo Dino le promete una segunda película en la que Lynch tendrá el control total de la producción.
Tendremos que esperar hasta 1986 para que Lynch se destaque como director y creador de universos, con una historia inquietante, sensual y perturbada que comienza con un joven encontrandose una oreja cerca del jardín de su casa, "Terciopelo azul" (Blue Velvet). Desde el título ya se respira música, toda la apariencia y clima de la película gira alrededor del tema que le da titulo, un tema que ha recalado en las voces de decenas de artistas, pero cuya versión mas recordada es la que aparece en el film, la interpretada por Bobby Vinton en 1963, aunque también es interpretada en una escena por Isabella Rossellini. La brillante banda sonora incluye joyas como "Love Letters" de Ketty Lester o "Walk Away" de Tom Waits, aunque la palma se la lleva la escena en la que Dean Stockwell hace un emocionado playback del "In Dreams" de Roy Orbison, además esta película ayudó a relanzar la carrera tanto de Orbison, como de otro de los interpretes de film, el mítico Dennis Hopper.
Los siguientes trabajos de Lynch le acomodarian en su estatus de director perturbador, capaz de enganchar al público con su universo particular,un espacio en el que la música añade una dimensión extra a la experiencia del espectador. El gran éxito le llegaría con una serie de televisión, "Twin Peaks", el mítico tema central escrito por Badalamenti es utilizado de maneras diversas para reforzar la tensión, apoyado en algunos fragmentos por la voz sugerente de Julee Cruise, el resultado es un gótico moderno de una belleza incómoda. El trabajo mas "rockero" llegaría en 1990, con una de mis preferidas "Corazón salvaje", una fábula inclasificable sobre dos forajidos basada en una novela de Barry Gifford, en la banda sonora se mezclan clásicos de Elvis, interpretados por Nicolas Cage, el "Baby Please Don't Go" de Them, o temas de Gene Vincent, Koko Taylor y por supuesto el californiano Chris Isaak, quien aparece con dos canciones en la BSO, destacandose protagonista absoluto "Wicked Game" extraido de su tercer album "Heart Shaped World", cuyo videoclip había sido dirigido por el propio Lynch.
Luego vendrían "Carretera perdida" (1997) un film con una BSO para los amantes del Rock potente y distorsionado en el que se cruzan Marilyn Manson, Rammstein, David Bowie, Lou Reed, Nine Inch Nails, e incluso Antonio Carlos Jobim. Sus siguientes años son una imparable catarata de proyectos, "Una historia verdadera" (1999), alguna serie, películas para canales de tv documentales, cortos, producción de discos y películas de otros directores, hasta que llegamos a 2001. Es el año de "Mulholland Drive", en realidad un proyecto televisivo para la ABC, un piloto para una serie que no cuajó y que Lynch reconvirtió en largometraje que recibiría el premio al mejor director en el Festival de Cannes y una nominación al Oscar ese mismo año. Un film onírico, lleno de enigmas e interpretaciones en el que la música tiene un papel fundamental, destaca especialmente la versión del "Crying" de Roy Orbison, interpretada en castellano por Rebekah Del Rio, y algun tema sesentero de que destaco, por su belleza y por la escena en sí el "I`ve Told Every Little Star" de Linda Scott.
El cine de David Lynch no está dirigido a un público que guste de historias sencillas, o que le den todas las explicaciones de la trama, está mas bien dirigido al espectador perspicaz, capaz de investigar en las imágenes del film, buscando conexiones visuales y sonoras para enarbolar su propia teoría. O tal vez sólo sea un viaje, en el que hay que dejarse llevar, enredarse en el laberinto de su trama y empaparse de su espiritu. Gran parte del particular estilo visual de los films de Lynch es su aporte sonoro, y mas allá del Score, la elección de los temas que marcan un lugar o una situación determinada. Cada uno de sus films son fiesta audiovisual, muy distintas entre sí, pero con un espíritu hermanador, el talento inquietante y único de David Lynch.