Revista Cine
EL DESIERTO ROJO (II DESERTO ROSSO, ITALIA, 1964)
Una mujer lleva de la mano a un niño por en medio de una movilización laboral mientras de fondo vemos una fría fabrica y detrás una montaña de basura, la mujer busca que comer, lo que sea y no parece que sea por hambre o por gusto, simplemente lo hace y se desentiende mientras vemos el horripilante escenario industrial de esos que parecen sacados de los libros terroríficos de la ciencia ficción antigua, lo que nos dice Michelangelo Antonioni es directo, la industrialización y modernismo han acabado con el espíritu de la tierra, de la naturaleza y en especial del hombre que ahora solo ve como enriquecerse y abusar de los demás sin importar sobre que o quien tenga que pasar, eso es desolador pero solo es el escenario, los detalles y adornos de la verdadera carga del filme que es la perdición de una mujer que después de cierto evento olvido a vivir, dejo de vivir y solo deambula como un fantasma por todos lados, supongo que lo que mencione antes tiene que ver con su fuerte depresión asfixiante que nos aplasta pero realmente es un asunto personal y particular con el que es imposible no sentirse identificado.
Así que conozco a Antonioni con esta película que trata mas sobre hacernos sentir que sobre una historia dicha o un hilo narrativo que cierre todas las incógnitas que abrió, en lugar de eso nos muestra a una mujer desesperada, el verdadero y único corazón de la cinta, que se siente sofocada, deshecha, vacía, frente a la realidad que antes creyó entender pero que ahora le parece tan ajena, Giuliana (majestuosa e hipnotica Monica Vitti) tuvo un accidente automovilístico y desde entonces no puede vivir normalmente, el trauma que le creo no la deja vivir tranquila, desde aquel fatídico momento Giuliana empezó a ver la vida de diferente manera, sin sentido, vacía, carente de un significado real, un lugar donde no se puede encontrar la felicidad o por lo menos las fuerzas necesarias para aguantar el día a día, ya no se entiende ni sabe lo que quiere, no le podría interesar menos su marido y sus amistades, lo único que le queda es cuidar de su hijo a quien se apega sin cesar usándolo como pretexto de vida.
A pesar de las ansias depresivas Giuliana intenta luchar contra la obscuridad que se apodera de ella y seguir viviendo a pesar de no importarle, además de su hijo le queda intentar poner un negocio ella misma, algo que le entretenga y le haga pasar el tiempo mientras encuentra alguna razón para seguir pero todo esta acabado, algo se quebró dentro de ella, o quizá solamente se dio cuenta de la terrible realidad, la vida no tiene significado y no estamos aquí para nada, después de eso le parece imposible seguir, y trata de evitar la realidad a como pueda, algo que no notara su marido pero si Corrado Zeller (Richard Harris) quien ni tardo ni perezoso comienza a interesarse en Giuliana, se da cuenta de su debilidad y quiere ayudarla mientras que tampoco esconde sus deseos. Por supuesto que Giuliana intenta salir adelante, seguir su vida en familia, conservar sus amistades, criar a su hijo, no dejarse convencer por Zeller y ser feliz pero cada paso y esfuerzo solo la encierran más y la llevan más cerca de la locura para al final terminar justo como había comenzado solo que cada vez con la boquilla de oxigeno más cerrada.
La crónica sobre la desesperada y exasperante Giuliana es precisa y dolorosa, peligrosamente cerca de nuestros pensamientos, donde no importa como llego a donde esta por lo que no se nos muestra, sino como su realidad se ha convertido en su propio encierro, al final no sabemos si ese mundo sombrío, frio, metálico, sucio y melancólico es el real o solo el que ve Giuliana mientras los demás ven otro, y para ello Antonioni usa perfectamente el color, esta es su primera cinta a color donde la fotografía, encuadres y colores nos llevan al mundo de Giuliana y donde el rojo predomina como el único tono fuerte, símbolo de pasión, locura, lujuria y todo lo que Giuliana intenta controlar y/o tener y simplemente no lo logra, al final la cinta se convierte en un doloroso recorrido donde terminamos exasperados y desesperados, justamente como se siente la pobre Giuliana y donde simplemente vemos que todos tienen un mundo y que las relaciones humanas y la mente son mucho más poderosas que todo lo demás.
Calificación: Excelente