Uno de mis juguetes favoritos de pequeño era el CinExin, una especie de proyector para niños. Quizás era porque no teníamos vídeo por aquel entonces y era todo un luje ver las películas de dibujos animados una y otra vez.
Exin, la marca propietaria de este juguete, lanzó al mercado su primer CinExin en 1971 con un color naranja. Fue un éxito, pero poco después, los niños (que todos sabemos como son), averiguaban como abrir los cartuchos y con ello romperlos. En 1983, Exin sacó una nueva versión de color azul, pero con un nuevo modelo de cartuchos reforzado "a prueba de niños" (aunque unos pocos años más tarde conseguí abrir uno, no sin dificultad, junto con el propio proyector) y en color.
Se trataba de un pequeño proyector sin sonido, que funcionaba con 4 pilas grandes, al cual se le insertaban los cartuchos de películas y que se compraban a parte. La duración de los cartuchos era de unos 5 minutos de duración y la casa Exin estableció un contrato con Disney para poder reproducir sus películas en el aparato. Al introducir el cartucho, se le daba vueltas a una manivela y se reproducía la película. Podíamos verla cuantas veces quisiéramos, hacia adelante o hacia detrás, rápido o despacio y no se rompía.
Era un juguete, por llamarlo así, diseñado para niños, extramadamente resistente y pensado para poder ser reparado fácilmente, ya que básicamente era un circuito cerrado con una bombilla, que podía ser cambiada sin dificultad (hoy las cosas están hechas no solo para romperse, sino para evitar que puedan ser reparadas por uno mismo y si se rompen, la culpa es del niño).
La propia caja tenía la pantalla donde reproducir la película, en la cara interior de la tapa, pero todos preferíamos verla en la pared que se veía más grande, como en los cines de verdad.