Revista Economía

Cinismo

Publicado el 22 febrero 2014 por Torrens

El FMI siguiendo su larga tradición de arruinar los países en que interviene, continua haciendo recomendaciones en la línea de las medidas que recortan sin preocuparse por su impacto en la economía y ya han demostrado sobradamente que son contraproducentes, y encima el FMI tiene el cinismo de detectar problemas, como la escasez del crédito a particulares y pymes que sus medidas no han provocado pero no solo no han sido capaces de solucionar sino que hacen la solución cada vez más difícil. 

Curiosamente, encima el FMI felicita al gobierno español por la recuperación de la economía. Esta es otra demostración de cinismo a nivel español, europeo e internacional, o para señalar con el dedo, cinismo por parte del gobierno Rajoy, la U.E. y el FMI. Ahora resulta que los grandes responsables de que hayamos pasado cinco años desastrosos y que de momento solo se haya recuperado débilmente el sector financiero, se felicitan mutuamente por su éxito, cuando el futuro europeo apunta más bien a los veinte años de estancamiento por los que pasó Japón, que a una recuperación que realmente se note en la calle.

No sé si os habéis fijado, pero hace al menos dos meses que, excepto por cuestiones de política interna alemana, no se oye a la Frau Merkel, que de momento en cuanto a la U.E. está quieta y callada, e incluso, y a pesar del interés que la Frau ha tenido siempre sobre el este europeo, en el asunto Ucrania se ha mojado lo mínimo. ¿Para qué moverse si es evidente que las medidas que ella quiere mantener nos han metido en el fondo del pozo, donde vamos a estar una larga temporada?.

Este intercambio de felicitaciones me recuerda a Moain Tourjiman. Moain era una especie de secretario que tenía en Siria. Era el secretario perfecto para cualquiera que deba pasar un tiempo en un país donde no solo la cultura, sino casi todo es muy distinto a lo del propio país. Moain era, y espero que todavía sea, una persona muy bien relacionada no solo en Siria, sino en toda la zona. A principios de los años 60 y a consecuencia de un primer intento de golpe de estado por Afez El-Assad (padre del actual dictador), Moain estuvo un corto espacio de tiempo en la cárcel, en la misma celda que El-Assad, ambos por la misma razón relacionada con el partido Baath del que era miembro, lo que le proporcionó la llave de muchas puertas en el país. Para que tengáis idea de lo eficaz que era, en una ocasión, al salir del hotel en Beirut, resultó que el encargado del aparcamiento había cerrado y bloqueado nuestro coche con las llaves dentro, pero en unos veinte minutos salíamos del hotel como si nada porque ese fue el tiempo que le tomo a Moain localizar un ladrón de coches amigo suyo, y al ladrón abrir nuestro coche a cambio de un “bakshish” (propina) suficiente. Cuando llevaba un tiempo trabajando en nuestra oficina en Damasco  me di cuenta que uno de los métodos de Moain para conseguirse un sobresueldo era usar de vez en cuando sus relaciones no para solucionar problemas sino para crearlos, y a los pocos días, ¡Oh, milagro!, el problema estaba solucionado gracias a su intervención y con un coste muy razonable. Como que Moain era una joya y lo suficientemente listo para no pasarse demasiado en sus sobresueldos, siempre hice como que no me había dado cuenta del truco.

El gobierno Rajoy, el FMI y la U.E. hacen lo mismo que Moain, crean el problema aplicando medidas absurdas contra la opinión de medio mundo, y después se felicitan por haberlo solucionado, pero hay una gran diferencia entre lo que hacía Moain y lo que hacen estos: Moain realmente acababa totalmente con el problema que había creado, mientras que, por más que estos se feliciten entre ellos, Europa se enfrenta a un largo período de estancamiento, a menos que les llegue un poco de la listeza natural de Moain y modifiquen sus políticas.

Cambio de tercio porque si no lo digo me va a dar algo, aunque sigo refiriéndome al cinismo. Una de las pocas contestaciones de la Infanta al juez del caso Noos que aportó algo más que el “no sabe, no contesta”, fue cuando declaró que en su casa nunca se hablaba de los negocios de su marido. Es decir, aparte de sorda y ciega cuando le interesa, la Infanta es absurda, porque debe haber sido muy incómodo tener que salir a la calle cada una de las muchas veces que debió hablar de negocios con su marido.

No sé quien lo suprimió, ni cuando, ni porque, pero una declaración delante del juez sin que se pueda acusar al imputado de perjurio es una soberana estupidez porque ni la de la Infanta ni la declaración de ningún imputado sirve para nada, hasta el extremo que he oído decir más de una vez que a menos que se den problemas de imagen es mucho mejor declarar ante el juez como imputado que como testigo, porque al primero no se le puede acusar y condenar por falso testimonio en caso que se pueda demostrar que ha mentido. ¿Para qué tomarse entonces tantas molestias, si en la gran mayoría de los casos no debe servir de nada?.

 


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