Representación del martirio al
misionero Cipriano Barace.
En 1641 nace en Isaba (Navarra) Cipriano Barace. Su clara vocación religiosa le llevó a ingresar en la orden de los Jesuitas.
Se embarcó voluntariamente para acudir al Perú, desde donde partiría para realizar tareas evangelizadoras. Se le encomendó la tarea de explorar territorios de la actual Bolivia.
En 1682 fundó la población de Loreto, habitada por indios "moxos". Con el paso de los años siguió estableciendo varios poblados (fundó Trinidad en 1687), evangelizando (bautizó a más de 10.000 indios) y enseñando a los nativos americanos diversos oficios como albañilería, agricultura, construcción...
Pero su acción más conocida (o la que más me ha llamado la atención) fue la de introducir la ganadería en esa zona, el Alto Perú, actual estado boliviano del Beni. La labor que se propuso no era fácil, acarrear reses hasta allí era complicado.
Pidió limosna a los españoles, la suficiente para reunir varios centenares de animales, y se dispuso a conducirlos hasta Loreto y Trinidad. Recorrió más de 500 kilómetros, a través de bosques, selvas y terrenos pantanosos, pero llegó, completamente extenuado tras más de cincuenta días de marcha, pero llegó. Como es de esperar la mayoría de las cabezas de ganado se quedaron por el camino, seguramente alimentaran a la propia expedición. El jesuita entro a Loreto a lomos del toro que guiaba la manada.
Monumento en Bolivia en honor al jesuita Barace.
Gracias a la aventura del padre Barace los indios "moxos" aprendieron el arte de la ganadería y mejoraron en el arte de la agricultura.El 16 de septiembre de 1702 un grupo de indios atacó a Cipriano Barace y su séquito mientras cruzaban una zona pantanosa. El jesuita fue herido por varias flechas y un indio le golpeó mortalmente en la cabeza con una macana (una especie de garrote), a la vez que le arrebataba el crucifijo que portaba.
A día de hoy, más de tres siglos más tarde, la senda que utilizó el jesuita para su tarea de guiar al ganado hasta los "moxos" es conocida como "Camino Barace".
Y en Trinidad (Bolivia) una avenida lleva el nombre de Cipriano Barace, donde hay un monumento en honor del misionero navarro. Además, en San Ignacio de Moxos (a setenta kilómetros de Trinidad), existe una parroquia jesuita con un museo en el que se conserva una costilla del padre Barace.