Revista Cine
La mitología es una de mis debilidades desde que estaba en el colegio. En aquella época leí La Odisea, lectura a la que regresé el verano pasado. La tenía muy reciente, así que cuando supe de la publicación de Circe no dudé en hacerme con ella y ya os adelanto que me ha encantado.
Conocíamos a Circe principalmente a través de Homero, por ser una hechicera con poder para convertir en animales a quienes la ofendían. Vivía en la isla de Eea, donde arriba Odiseo y donde la mayoría de sus hombres son convertidos en cerdos tras ser invitados a un banquete. Odiseo es advertido por Hermes (mensajero de los dioses) y no solo se libra del hechizo, sino que logra salvar a sus hombres y cautiva a nuestra protagonista. También está presente en la leyenda de Jason y los argonautas.
Ahora Madeline Miller (1978), filóloga y profesora de Latín y Griego, nos cuenta la historia completa del mito de Circe, tomándose algunas licencias. Circe es una ninfa, hija de Helios, dios del Sol, y Perse (una náyade guardiana de manantiales y ríos). Desde el principio, la protagonista se muestra diferente. Sus hermanos y sus padres la desprecian. Circe no encuentra su lugar; no tiene los poderes de su padre ni las habilidades de su madre. Siente curiosidad por los humanos y esa curiosidad le hace implicarse demasiado, descubriendo que tiene poderes que nadie imaginaba, ni siquiera ella. La consecuencia de esa implicación y de ese descubrimiento será el destierro impuesto por un Zeus que no la quiere cerca. Circe se instala en la isla de Eea. Allí aprenderá y perfeccionará sus poderes mediante pócimas y hechizos. Pero tampoco en el destierro la dejarán en paz. Dioses y humanos (Hermes, Atenea, Dédalo, Odiseo...) se cruzarán en su camino obligándola a tomar partido y decidir a qué mundo quiere pertenecer.
Miller revisa el mito a través de la propia Circe, la narradora, mostrándonos sus luces y sombras, su debilidad, pero también su fuerza y determinación, ofreciéndonos una versión reivindicativa y cargada de humanidad del mito. Sabíamos, por ejemplo, que transformaba a los hombres en cerdos, pero no el porqué. Acompañamos a Circe en su exilio y en su evolución; también seremos testigos de la desmitificación de Odiseo (esta es la parte que menos me ha convencido) y del destino de otros personajes, humanos y divinos, que rodean a la protagonista.
Otro aspecto digno de mención es la edición, muy bonita y muy cuidada. En general me ha gustado mucho esta novela, por lo que la recomiendo. De hecho, me gustaría repetir con el título anterior de la autora ("La canción de Aquiles"), aunque me temo que está descatalogado.