Revista Opinión

Circulo

Publicado el 28 febrero 2020 por Carlosgu82

Quise averiguar la fecha de una operación a un familiar y lo hice personalmente, porque por teléfono no me hacen caso. Porque por teléfono me pasean como a un bebito y yo ya estoy bien grandecito para que me saquen a pasear y me saquen vestidito como un inocente marinerito y se rían de mí. Y se rían de mí como si fuera yo un payaso de circo. Bueno, llegué al ansiado consultorio, la enfermera de turno, me dijo que espere, y yo todo obediente esperé. El tiempo pasaba y yo seguía sentado en el mismo lugar donde me indicaron que me sentara. Me sentía como un estudiante aplicadito que no sabía de juegos ni de juergas. En verdad, las nalgas me dolían de tanto estar sentado, pero la preocupación me dolía más. Porque yo también sé trabajar y el tiempo pasaba y me seguían ignorando, como si pareciera que fuera su costumbre ignorar a la gente. Observaba a la enfermera y ella tenía una cara de pocos amigos. ¡Tenía una cara de carcelera la desgraciada! Y opté por usar la psicología. Opté por usar la broma como estrategia y me acerqué donde la enfermera Y le dije como bromeando: "Señorita, no se olvide de mí, aquí estoy hace rato sentadito, muy cerca de usted, esperando su llamado". Ella, la enfermera, fiel a su celular, no lo dejaba ni para ir al baño, hizo el esfuerzo de escucharme y parece que algo entendió. El tiempo siguió pasando y al fin la bendita enfermera me prestó atención, como debería haberlo hecho, desde el primer momento en que la dirigí la palabra. Y como era de esperarse, me respondió: "Todavía no hay fecha de operación para su familiar". Otra sonrisita a la enfermera y le recomendé a mi paciente para que programaran su operación lo antes posible. Ella me recomendó que llamara el próximo sábado, que de repente, tenía una buena noticia, yo que no quería llamar, yo que desde el primer momento no quise llamar, al menos hice el intento de no llamar y nuevamente volví a cerrar el círculo vicioso, como suelo completarlo usualmente, porque no me quedaba otra alternativa y me retiré del frio lugar, cabizbajo, y a esperar el próximo sábado para llamar, con la esperanza de no abrir nuevamente el mismo circulo vicioso que me tenía encarcelado desde hacía muchos meses atrás.

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