Al italiano J. Porro debemos un método rápido de medir distancias y alturas para los levantamientos de planos con precisión suficiente: la taquimetría. De forma casi inmediata, hacia 1850, el procedimiento ya se estudiaba en las escuelas de ingenieros francesas y se empezó a introducir en España, si bien su generalización fue lenta pues el sistema requiere teodolitos específicos de cierta calidad.
Los cálculos de las medidas utilizan las magnitudes trigonométricas: tanto las directas como el cuadrado de los cosenos o el producto del seno por coseno. Para facilitar el cálculo taquimétrico se desarrollaron tablas, reglas y círculos logarítmicos.
El Instituto Geográfico Nacional conserva multitud de estos instrumentos de cálculo. Vamos a destacar el más singular, de valor inapreciable, un círculo logarítmico de precisión de 40 centímetros de diámetro en latón que actualmente se muestra en Murcia. Como regla la escala logarítmica principal (NUM I) mediría 110 centímetros.
La factura es de gran calidad, tiene más de veinte escalas, incluye tornillo micrométrico y soportes de equilibrado. Por su esmerada ejecución es posible que el diseño pueda ser español pero su manufactura exterior como le ocurre a la Regla Alcayde. La datación es de 1910 pero sin datos que lo avalen.
El Palacio de las Balsas (Casa del Mapa) de Murcia es un bonito edificio que conserva su majestuosa fachada del XVIII y cuyo interior fue vaciado tras su remodelación del año 2003. La venta de mapas se hace en la primera planta y han tenido el acierto de exhibir algunos instrumentos, entre ellos se encuentra esta joya.
Si no fuera por ser expresión acientífica, tendríamos que decir que llevamos en los genes dispersar y empequeñecer nuestro patrimonio, aunque quizá la razón sea provocar mayor disfrute de los rastreadores: parece un juego del escondite. Placer que hacemos extensible a la amabilidad del personal del Instituto Geográfico.
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