Tradicionalmente estas fracturas se venían operando con la cirugía abierta con una larga incisión en "L", lo cual permite exponer muy bien los fragmentos óseos y reducirlos en su sitio, pero en contrapartida supone normalmente una gran lesión de las partes blandas alrededor del hueso, predisponiendo con frecuencia necrosis e incluso infecciones que son característicamente muy difíciles de resolver en esta localización.
Es por lo que se diseña una opción de tratamiento quirúrgico que se realiza de forma percutánea, es decir, sin abir la piel y, por tanto, preservando los tejidos mucho más y evitando así la penetración de los gérmenes, por lo que se minimizan las complicaciones.
Lo primero que se realiza es una reducción percutánea de los fragmentos fracturados, colocándolos en su sitio y después se fijan con tornillos a través de pequeños orificios.
El resultado es realmente espectacular y el paciente se puede ir a casa al día siguiente de la intervención.
Abajo están las Fotos de antes y después de la operación: