Revista Cultura y Ocio

Citas comentadas: Proverbio chino

Por Fuensanta
Citas comentadas: Proverbio chino

Orquesta de mujeres japonesa

Si un hombre experimenta alegría, entonces la expresa mediante palabras. Si las palabras no le bastan, canta las palabras. Si las palabras cantadas no le bastan, entonces toma un instrumento musical. Si el instrumento musical no le basta, entonces comienzan sus manos a agitarse y sus pies a patalear en el suelo”.

En este proverbio chino, encontramos una gradación válida para cualquier cultura y civilización, no sólo para la oriental, de la expresión de los sentimientos humanos. Es cierto que lo más primario sería empezar por el final; si tomamos a un bebé como imagen de la evolución humana, sabemos que su alegría se expresa precisamente con agitación de las manos y de los pies, y en consecuencia de todo el cuerpo. Agitar y mover el cuerpo es señal de alegría exaltada en seres primarios, pero no en una etapa cultural, civilizada. En esa etapa avanzada del ser humano, cuando ya se poseen las palabras, la expresión de la alegría comienza por ellas, pues el hombre es capaz de controlar sus sentimientos y canalizarlos en determinadas formas expresivas. Si un ser humano experimenta un sentimiento con suficiente fuerza, siente la necesidad de expresarlo y su primer medio es la palabra, o al menos debe serlo en una etapa avanzada de cultura; si es capaz de hacerlo, puede dar a esa palabra una forma bella, armoniosa y reforzada en su expresividad, con lo cual encontramos el sentimiento transformado en poesía lírica. De hecho, la mayoría de los teóricos de la historia literaria, consideran la lírica el género literario más antiguo.

Si un sentimiento es más intenso, esa palabra, ya expresada con belleza rítmica, se “extenderá”, se ampliará en el canto, que añade significados redundantes a la palabra para reforzar y apoyar la expresión. No olvidemos que la poesía estaba en sus orígenes asociada estrechamente a la música y al canto. Lo que hoy llamaríamos “letras de canciones”.

Un grado más allá, el canto y, por tanto, la expresión se enriquece con el acompañamiento musical de un instrumento o una orquesta (las orquestas chinas no son como nuestras sinfónicas, sino mucho más reducidas). La música producida por el instrumento se adapta y sigue a la palabra cantada, toma los tonos adecuados al sentimiento expresado. La música absoluta, sin referencia a imágenes o palabras, es un descubrimiento cultural reciente; todas las civilizaciones han utilizado en primer lugar la música como acompañamiento del canto y de la danza.

El último grado, según el proverbio, conduce a la expresión corporal de la alegría. El cuerpo entero se implica en la exteriorización de los sentimientos, y lo hace no sólo con la mímica o los gestos, sino con su totalidad física, pues agitación de manos y de pies no puede darse sin un movimiento corporal completo. Estos movimientos adaptados al canto y al instrumento musical, a la cadencia de la música, no es otra cosa que la danza.

Así, según el proverbio chino, la música podría ser expresión de la armonía universal, como proponían los pitagóricos y otros filósofos, pero es en su origen y fundamento expresión de sentimientos. La implicación de todo el cuerpo en sus movimientos expresivos lleva, por extensión, a la danza a ser exteriorización de sentimientos y pasiones.

Sobre el caparazón de tortuga de Hermes, convertido en lira para expresión de la armonía universal, se imponen los lamentos doloridos de la hermana de Medusa, convertidos en música por la diosa Atenea.


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