Las calles de una ciudad no deben verse como vías para los automóviles. No se debe aplicar el mismo código de circulación para una carretera nacional que para una calle del centro de una ciudad o un pueblo.
Es necesario elaborar un código que proteja del tráfico a los más vulnerables y que privilegie el desarrollo de otros medios de transporte en las ciudades.
El tráfico en pueblos y ciudades debe ser regulado para reducir la contaminación y hacer de los barrios y centros urbanos lugares más habitables.
Por una ciudad respetuosa con sus ciudadanos. Límite de velocidad 30 Km/h.
La dispersión urbana debe ir dejando paso a una ciudad más densa y armoniosa. La comunidad y las relaciones sociales en ella se han ido perdiendo debido a una ordenación territorial que convierte al ciudadano en esclavo de su automóvil.
Es hora transformar las ciudades en sitios habitables, en las que los servicios básicos se encuentren a mano y la movilidad sea accesible para todos. Para ello, en el centro de las ciudades debe implantarse un límite de velocidad máxima de 30 km/h.
Sin un límite que obligue al conductor a circular despacio, éste, debido a la velocidad, tiende a fijar su vista a lo lejos, descuidando los laterales de la calle. La ciudad desaparece engullida por la carretera y los ciudadanos quedan reducidos a simples obstáculos.
Este fenómeno es especialmente peligroso para los niños que juegan en las calles: si a 50 km/h un accidente resulta mortal para un peatón, a 30 Km/h esta posibilidad queda reducida de forma significante.
Además, con una velocidad limitada se reduce la contaminación sonora y ambiental. Por todo ello, el límite de 50 km/h debe se una excepción y no una regla y debe reservarse para las grandes avenidas o salidas del núcleo urbano.
Las calles y barrios son espacios urbanos que sirven de base para numerosas funciones de la vida local. No son simples arterias aisladas de su medio y aún menos rutas reservadas a los automóviles.
Las "ciudades 30" abogan por la implantación de un " código de la calle " que fomente la aplicación de una serie de normas en el código de circulación para hacer de éste un reglamento más justo con todos los usuarios de la calle (peatones, ciclistas, niños, personas con movilidad reducida etc.)
Los primeros borradores del "Código de la Calle" ya establecen el principio de prudencia, crean las zonas de encuentro (20 Km/h de máximo y prioridad al peatón) y facilitan la circulación de peatones y ciclistas, quienes tendrán la posibilidad de circular en doble sentido en zonas de encuentro.
Estas disposiciones tienen como objetivo hacer de ciudades y pueblos lugares de convivencia y elevar la calidad de vida de las mismas. Graz, en Austria, fue la primera ciudad europea que, ya en 1992, aplicó el concepto de " ciudad 30 ".
En 2004, el pueblo de Zollikon, en Suiza, recibió el primer premio de seguridad del país, otorgado por la Oficina Suiza de Prevención de Accidentes, por su rápida y económica conversión a "ciudad 30 Km/h", efectuada en un tiempo record de 2 meses mediante la aplicación de infraestructuras ligeras y de bajo presupuesto.
En Francia, una serie de asociaciones se han unido para crear "Las ciudades 30".
En su portal de internet, este movimiento por unas ciudades más relajadas ofrece información y lleva a cabo tareas de concienciación y reivindicativas para lograr que cada vez sean más las ciudades y pueblos que adopten esta medida.
En Bélgica también existe una red similar que ha modificado el código de circulación para adaptarlo a las ciudades y pueblos.
En Suiza, la Oficina de Prevención de Accidentes introdujo el modelo 30/50 en 2002. Este modelo consiste en convertir el conjunto de la ciudad en zona 30, a excepción de las vías de salida de la misma, que se limitarán a 50 Km/h.
Ciudades 30, todos somos importantes.
A través de su manifiesto, la red "Ciudades 30" desea comprometer a todos los conductores, comenzando por ellos mismos, a ejercer su libertad y moderar la velocidad.
Se apela a los conductores a que respeten la vida local y circulen de forma relajada. La asociación proporciona a quienes lo deseen unos adhesivos para el automóvil con el texto "Ciudad 30, ciudad para vivir".
Una reducción de la velocidad que aumente la seguridad, la calidad de vida y la convivencia, reforzará la idea de rehabilitar la ciudad y devolverle su objetivo básico: ser un lugar para vivir y compartir.
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