Ciudad de Cristal (Editorial Anagrama, 2006) es una novela escrita por Paul Auster y que ha sido llevada al terreno de la novela gráfica por Paul Karasik y David Mazzucchelli, por iniciativa de Art Spiegelman, autor a su vez de Maus, una de las novelas gráficas más famosas y premiadas de los últimos años. Con Ciudad de Cristal, Auster (al que le dieron el Premio Príncipe de Asturias en el año 2006) inicia la trilogía de Nueva York, y que a su vez consagró a Auster como uno de los escritores contemporáneos más significativos.
La trama de Ciudad de cristal se inicia con un hecho que aconteció realmente al autor: una llamada equivocada en mitad de la noche de alguien que pregunta por una agencia de detectives, llamada que se repite una y otra vez hasta que el protagonista, Daniel Quinn, afirma ser la persona buscada y se ve involucrado en el caso. Es entonces cuando se sumerge en una trama en la Quinn tendrá que lidiar con la realidad y la ficción. En el caso de Auster, nunca afirmó ser la persona buscada pero le dio ideas sobre cómo acontecerían los acontecimientos si llegara a seguir la corriente a su desconocido interlocutor.
En Ciudad de Cristal, David Quinn fue un poeta con mujer e hijo, los cuales murieron en un fatídico accidente. En su nueva vida donde la soledad es el denominador común, escribe novelas policiacas para ganarse un sustento y exento de toda motivación. Así pasan los días hasta que recibe las llamadas y en una última se hace pasar por el detective Paul Auter. Quinn, haciéndose pasar por Auster, va al encuentro de una pareja que reclama sus servicios, concretamente requieren de protección. Estos son un matrimonio, y el marido es a su vez un pálido poeta atormentado por una trágica infancia. Su padre, una combinación de místico linguista y demente, le encerró en una habitación durante años para que pudiera aprender el verdadero lenguaje de los hombres, aquella que olvidaron gtras la construcción de la torre de Babel. Al final, el niño es rescatado y el padre encerrado en un manicomnio, pero ahora, después de más de 30 años, el padre vuelve a salir en libertad y el hijo, teme por su vida.
Esta novela, refleja numerosos guiños a El Quijote de Cervantes, del que Paul Auster afirma ser un ferviente admirador.
La novela gráfica transmite muy bien todas las emociones y sensaciones del protagonista, proyectando una atmófera opresiva e inquietante muy difícil de conseguir.
En resumen, novela gráfica muy interesante y muy Auster.