Revista Cultura y Ocio

Ciudad sin nombre

Publicado el 29 mayo 2016 por Ispamaga @is_ma_ga

momentos

Esta ciudad antiguamente era un paraíso, las ramas de los árboles bailaban con el vibrar del viento, nuestros antepasados eran seres transparentes, brillaban con la luz de la oscuridad y desaparecían a la luz del día, sus ojos eran enormes llenos de esperanzas y de fe. Eran dos con emociones puras. Eran libres. No había nadie más, todo este lugar era solo para ellos.  Él era el dueño del cielo y de la tierra. Ella era reina de la noche y del día.

Con el tiempo ese paraíso se volvió piedra, quienes lo habitaban sentían vergüenza de sus cuerpos, no querían ser transparentes, ya no se sentían puros. Ahora temían, ahora tememos.

Un ser tirano controla el ritmo cardíaco de cada célula viva que erra por la calle de manera coordinada y precisa. Cubrían sus cuerpos, andaban abatidos, se cubrían sus rostros, las sendas están vacías, nadie sale. Ahora le temen al brillo de la oscuridad.  De las calles enlosadas brotan pequeñas tinieblas entre las grietas y la luz de las bombillas proyectan sombras descomunales y bufonas. Los perros son mudos, los niños ladran cuando tienen hambre, las mujeres quieren ser las dueñas del cielo y de la tierra y los hombres están perdidos.

Los seres desencantados de la vida que tenían, se imbuían en esas tinieblas para ser tragados, al día siguiente los recolectores buscaban entre la basura esos cuerpos fríos, inertes y ausentes. Las veredas eran risibles, opacaban el ánimo de quienes pasaban por ellas. Todo estaba lleno de líderes, máquinas y gobernantes.

Ellas ya no son las reinas de la noche y del día. Ellos ya no son los dueños del cielo y de la tierra. Ahora las calles y las plazas están llenas de ausencia, oscuridad y de historia.


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