Ciudadanos, el partido catalán creado en 2006 para luchar contra los nacionalismos, ha aceptado que la política es el arte de adaptarse a las circunstancias y se dispone a renunciar a sus esencias negociando una coalición que defenderá los “injustos derechos forales” de Navarra, como denunciaba, parecidos a los fueros vascos.
El partido de Albert Rivera estudia con el PP y su hermano regional UPN, Unión del Pueblo Navarro, formar una coalición que triunfe sobre los partidos satélites del nacionalismo vasco, ahora en el poder, su aliado Podemos y quizás los socialistas del PSN-PSOE en las elecciones autonómicas y municipales del 26 de mayo. (ya hay acuerdo. Se llamará "Navarra Suma").
Para ello tiene que apoyar el ventajista derecho foral navarro que, viéndose en el espejo del vasco, ha ido ganando terreno electoral sobre los partidos constitucionalistas.
Sobre todo porque los socialistas están cada día más cerca de Podemos y del nacionalismo anexionista con el País Vasco de Geroa Bai, de la presidenta autonómica desde 2015 Uxue Barcos: Pedro Sánchez depende de todos ellos.
La tradición navarra desde el restablecimiento de la democracia era constitucionalista o españolista, si se prefiere: Desde 1979 hasta 2015 hubo tres mandatos de UCD, dos del PSN-PSOE y tres de UPN.
El gobierno de Barcos se ha caracterizado por la euskaldunización o vasquización forzada que afecta a los 680.000 habitantes del territorio, imponiendo el idioma vasco a a más de la mitad que no es vascohablante.
Y aprovechado las ventajas de los fueros y su “Amejoramiento” ha creado un agreste “patriotismo”, más que navarrista, vasquista.
UPN y PP, como el PSN-PSOE y Podemos defienden el régimen foral –por otra parte totalmente constitucional—y a Ciudadanos no le queda más remedio que adaptarse si quiere expandirse por la vieja región que aún conserva raíces carlistas.
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SALAS