Revista Opinión

Ciudadanos, aspiraciones de una UCD 2.0

Publicado el 03 septiembre 2015 por Polikracia @polikracia

La existencia de una tercera vía liberal en Europa es un hecho. Los principales países europeos poseen en sus sistemas políticos partidos de tendencia liberal; o como les gusta llamarse a sí mismos: una tercera vía.
Una tercera vía desvinculada de las principales fuerzas predominantes que están presentes en casi la totalidad de los sistemas parlamentarios de los países europeos; los conservadores enmarcados en la derecha del espectro político y los socialistas, en la izquierda; por lo que esta clase de partidos se definen como centristas.
Extrapolando lo explicado anteriormente a nuestro país, nos encontramos con un centro político huérfano desde la desaparición de la Unión de Centro Democrático allá por 1983. Si por algo se caracterizó la UCD fue por ser capaz de aglutinar bajo sus siglas a diferentes corrientes y posiciones políticas de diversa índole: franquistas denominados aperturistas; políticos del régimen franquista nacidos en años posteriores a la guerra civil, hasta los afines al Presidente Adolfo Suárez, pasando por socialdemócratas, democristianos y pequeños partidos de tendencia liberal. La UCD se convirtió en la fuerza más votada en las elecciones del 1977 y 1979 y precisamente una de las claves de su éxito fue la convivencia y los lazos de unión fácilmente visibles entre los propios integrantes del partido, a pesar de proceder de corrientes diversas; interpretado por el electorado español como una muestra de cercanía y unión, más teniendo en cuenta el ambiente político en la España de la Transición tras más de 40 años de dictadura.
Hoy, en pleno año 2015, es Ciudadanos quien pretende coger ese papel para ocupar el centrismo español que tan vacío ha estado desde entonces; a pesar de contar con la presencia de UPyD, de una manera prácticamente simbólica. Ciudadanos pretende, en primer lugar, ganarse al electorado publicitando políticas que combinan la libertad económica y empresarial; siempre asociada a la derecha política, con políticas sociales basadas en la igualdad de oportunidades y derechos, normalmente atribuidas a los partidos de izquierdas; políticas que comparten la mayor parte de partidos políticos de centro europeos, además de hacerlo también la mayor parte de los ciudadanos españoles según las estadísticas de los estudios e informes de los centros de estudios sociológicos del país (El ciudadano español se localiza de media en alrededor del 4,8 en una escala de 0 a 10; lo que representa el centro político), pero también intenta ganarse al votante bajo una política de consensos. Una política de consensos basada en acercar posturas entre los partidos de izquierda y derecha; entre el Partido Popular y el Partido Socialista; contando también con Podemos.
En un país como España en el que se sigue usando la etiqueta de los bandos, si de derechas o de izquierdas, si rojo o azul, donde prácticamente ha sido imposible llegar a pactos o acuerdos entre las dos principales fuerzas que componen el bipartidismo español, la llegada de Podemos tampoco favorece la situación de acercamiento y diálogo, sino todo lo contrario, al ser ellos los primeros que hacen una clara distinción de bandos.
Es por tanto que para Ciudadanos su figura y presencia en el panorama político es necesaria; ya que creen ser los únicos capaces de sentar en la misma mesa de diálogo al PP, al PSOE y a Podemos, exactamente de la misma manera que lo hizo la UCD cuando logró dialogar tanto con el PCE como con AP, fuerzas políticas completamente opuestas entre sí pero que con el paso del tiempo acabaron coincidiendo en algunos puntos, cosa que parecía totalmente improbable para los ciudadanos de a pie.
Por último, aunque no menos importante, Ciudadanos puede acabar desempeñando la función que tradicionalmente ha sido atribuida a los partidos nacionalistas como muleta de gobierno siempre que el Partido Popular y el Partido Socialista no conseguían la mayoría absoluta; aunque los mismos dirigentes de Ciudadanos no pierden la oportunidad, siempre que se les presenta, de dejar bien claro que no entrarán a formar parte de ningún gobierno si no son ellos la fuerza más votada en las urnas.
Basta con echar la vista atrás para contemplar que tanto el Partido Nacionalista Vasco y la ya extinta coalición Convergència i Unió han sido usados en gran cantidad de legislaturas como socio de gobierno tanto de populares como de socialistas; teniendo de ejemplo a la múltiple coalición entre PNV, CiU y Coalición Canaria durante la VI Legislatura de José María Aznar o la primera de José Luis Rodríguez Zapatero en el año 2004 con el PSOE al frente del gobierno y el conglomerado de socios de éste con partidos como Esquerra Republicana de Cataluña, Izquierda Unida, Coalición Canaria o la Chunta Aragonesa y el Bloque Nacionalista Gallego, entre otros. Ahora es cuando entra Ciudadanos en juego como alternativa, ya que si bien no aceptarían entrar en ningún gobierno que no presidiera C’s, si que están dispuestos a llegar a pactos o acuerdos puntuales que permitiesen gobernar tanto a PSOE como al PP sin la necesidad de caer estos en el “chantaje” de los partidos nacionalistas como socios de gobierno para conseguir ventajas, principalmente en su tierra de origen; como tributaciones fiscales diferentes (Regímenes forales de Navarra y País Vasco) o lograr una mayor distribución y reparto de dinero en los presupuestos generales del estado de cada año para su comunidad autónoma.
Con la aparición de Ciudadanos todo esto puede cambiar completamente, aunque es cierto que C´s exigirá acuerdos y reformas que no a todos pueden gustar y algunos esperamos también que sean exigentes con el gobierno de turno respecto al cumplimiento y correcta ejecución de dichos acuerdos.
Vemos que Ciudadanos intenta copar el tan deseado y vacío centro político español que dejó la UCD, pero la sombra que dejó esta es muy grande y aún hoy en día puede pesar bastante, sólo falta si ver los de Albert son capaces de superar esa sombra y no acabar como desgraciadamente ha terminado UPyD. De momento estamos listos; solo nos queda sentarnos a esperar y ver como transcurren los hechos futuros.


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