Revista Historia
Según nuestra Real Academia, Rivera se define como arroyo, pequeño caudal de agua continua que corre por la tierra. Un arroyo que a diferencia de los ríos suele desaparecer cuando llega el verano y cesan las lluvias y que, al igual que aquellos irremediablemente van sus aguas a parar a otra corriente de agua de mayor caudal o directamente al mar.
De momento así es Ciudadanos, un arroyo de votos que acaban alimentando al Partido Popular a pesar de que antes de las elecciones su líder omnipotente asegurase que no pactaría ni ayudaría a ninguna formación con casos de corrupción en sus listas, llegando a decir públicamente que ni siquiera les cogería el teléfono. Una vez celebradas las elecciones las cosas son bien diferentes y el partido de Rivera reparte sus aguas entre el PSOE andaluz y el Partido Popular de toda España a pesar de que ambas formaciones acumulan casos de corrupción en una cantidad que tiende al infinito. En el caso del Partido Popular hasta el propio partido está imputado por la Audiencia Nacional como responsable civil por delito fiscal y se le pide una fianza de 1.200.000 euros.
Una vez llevado a cabo el cambalache andaluz ahora le toca a Madrid. Se da por hecho que posibilitará el nombramiento de Cristina Cifuentes como presidenta de la Comunidad y el PSOE quedará en la oposición, es decir en donde lleva desde 1995, ni más ni menos que 20 años de nada. Esto es lo que desde Ciudadanos se denomina un "cambio sensato", o sea no cambiar y además aupar al poder a un partido corrupto hasta la médula.
Para que no quede ninguna duda de las "ideas" de Ciudadanos su cabeza de lista por Madrid, Begoña Villacis ya se sienta en las tertulias de 13tV, con sonrisa permanente y el cd de las consignas en su garganta se presta encantada al juego antidemocrático de los muy católicos y ultraconservadores tertulianos de la cadena de los obispos. Albert Rivera desde donde quiera que esté sonríe encantado mientras se atusa constantemente el cuello de la camisa, él sabe que la iglesia procura muchos votos. Esta es, al parecer, la idea que Ciudadanos tiene de la regeneración democrática, uno de los pilares de su ideario politico.
Como es imposible deshacerse de las urnas, tal y como le gustaría a la derecha española, Rivera ha sido elegido para actuar de catalizador y él lo ha aceptado encantado. Rivera al igual que José Antonio Primo de Rivera, según declaró el 26 de diciembre de 1935, (sic) "Nuestro Estado, que tendrá la conciencia de su gran misión al servicio de la unidad eterna de España, no permitirá que en España se juegue a este turbio azar de las urnas", pondrá todo su empeño para que la verdadera izquierda no acceda al poder, aunque para ello tenga que comer en la misma mesa que un partido fundado por una cuadrilla de ministros franquistas.
Rivera debería saber que Franco y José Antonio nunca se llevaron bien, debería saber que Franco se sirvió de Falange Española hasta que le interesó, para inmediatamente agruparla junto a los Requetés carlistas en Falange Española Tradicionalista y de las JONS, una formación que dio de lado a los principios de la ideología nacional-sindicalista, provocando la aparición de una falange clandestina opositora al franquismo.
Si Ciudadanos fuera minimamente lo que dice que es, no debería dudar en propiciar un cambio en la Comunidad de Madrid, lugar en donde la corrupción protagonizada por el Partido Popular bate récords nacionales y en donde la Educación y la Sanidad irán a parar a manos privadas si el PP gobierna otros cuatro años. Hablando de la Sanidad madrileña recordarle a Rivera que dos de sus consejeros, Javier Fernández-Lasquetty y Blanc y Javier Rodríguez fueron obligados a dimitir, el primero por su implicación en turbios asuntos y el segundo por su nefasta gestión del contagio del Ébola. En Educación su consejera, Lucía Figar, acaba de dimitir al ser imputada en el caso "Púnica". Añadamos a esto la también imputación en "Punica" del consejero de Presidencia y Justicia y Portavocía del Gobierno, Salvador Victoria, añadamos a la propia trama mafiosa "Púnica" y a la no menos siciliana "Gürtel". Con estos antecedentes colaborar a que el Partido Popular siga gobernando en Madrid descalificaría a Ciudadanos como partido regenerador de la democracia, slogan que ya no podrían utilizar jamás, tampoco podrán enarbolar la bandera del cambio sensato. Cuando sus aguas hayan sido totalmente contaminadas por el PP tendrán que volver a sus cuarteles catalanes para dedicarse a defender la unidad de su España, lo malo para ellos es que allí la alternativa a CiU ya es otra y el PP prácticamente no existe.
Benito Sacaluga