Albert Rivera ha creado 21 agrupaciones de Ciudadanos (C’s) para gobernar Madrid-Ciudad, tantas como distritos, anulando así la organización centralizada como bloque de sus 2.000 militantes iniciales, lo que le permitirá ahora dirigir el partido de la capital española desde Barcelona a través de muchas cabezas.
En cualquier caso es lo que hacen los grandes partidos desde siempre para mantener una línea coherente sin levantiscos zares uniprovinciales .
Lo que demuestra además que un gran municipio o comunidad puede guiarse a distancia, desde cualquier lugar.
Es un mensaje contra el victimismo de los nacionalistas, llorosos porque sólo mandan en sus territorios, cuando para obtener su apoyo Aznar y Zapatero les entregaron casi todo lo que exigieron, dañando a otras regiones.
Desde la I República, que vivió entre convulsiones y violencia cantonal desde el 11 de febrero de 1873 al 29 de diciembre de 1874, nunca había sonado tanto el nombre de un catalán que quisiera ser líder de toda España como el del presidente de C’s, barcelonés de 36 años.
El fracaso del federalismo de dos de los cuatro presidentes de aquella República, los también barceloneses Estanislao Figueras y Francisco Pi y Margall, parecía haber retraído a los catalanes de intentar dirigir España.
Muy castizos, quedaron en Barcelona mientras maniobraban desde la trastienda en Madrid para beneficiarse imponiéndole aranceles al resto de España.
C’s nació en Barcelona como Ciutadans en 2005 para competir con los separatismos y los socialnacionalismos; y Rivera ha impedido ahora que los miembros de C’s de Madrid creen un nuevo nacionalocalismo.
Desde hace diez años el partido fue acreditándose lentamente por toda España. El 22 de Marzo ya obtuvo nueve parlamentarios en Andalucía y el 24 de mayo, en varias elecciones autonómicas y municipales, se convirtió en fundamental para formar gobiernos regionales y municipales como los madrileños.
Y ahora ahí está, manejando hilos desde Barcelona, aunque tarde o temprano deberá trasladarse a Madrid, donde están las Cortes, la Moncloa, y de momento las mayores libertades cívicas de toda España.
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SALAS