Ciudadanos, la reinvención por la derecha

El martes, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, presentaba en sociedad su proyecto político en un abarrotado Círculo de Bellas Artes de Madrid. Le acompañaban en su presentación, entre otros, los impulsores de su programa económico, el economista Luis Garicano y el ex presidente de la CNMV, Manuel Conthe.

Ciudadanos, Ciutadans en sus inicios catalanes, un partido con nueve años de existencia, da así el salto a la política nacional con un proyecto que pretende, según sus impulsores, luchar contra la corrupción y el paro y que no se termina por encasillar en la ya clásica división izquierda-derecha. Se consideran progresistas, constitucionalistas y postnacionalistas y buscan conquistar el centro del tablero político, muy disputado ahora también por Podemos, y desbancar así al tradicional bipartidismo PSOE-PP que ya muestra claros signos de agotamiento.

Su apuesta económica, desgranada en el acto del martes, parece buscar una mezcla entre el liberalismo y la socialdemocracia, aprobando la intervención estatal y defendiendo un sólido Estado de bienestar, al estilo del escandinavo, pero a la vez apostando por la flexibilización del mercado laboral. Entre las medidas se encuentran la eliminación de los contratos temporales y la sustitución por indefinidos proporcionales a la antigüedad del trabajador, la inclusión de un seguro de despido, la dación en pago y la defensa del trabajador precario con complementos salariales.

El programa presentado parece desde luego innovar en planteamientos a diferencia de otras formaciones del espectro centro-derecha, como el partido de Gobierno, en el que se encontraría teóricamente Ciudadanos. Mientras en el PP parecen contentos, como en una burbuja de ensoñación, ante las encuestas que le sitúan aún a la cabeza, Ciudadanos escala poco a poco en los últimos sondeos comenzando a preocupar en Génova 13 donde, por ahora, Podemos no supone un problema.

Según el último barómetro del CIS para el mes de enero, la formación de Rivera entraría al Parlamento como sexta fuerza con un 3,1%  justo detrás de UPyD, partido con el que, tras reunirse, no llegaron finalmente a un acuerdo de fusión. Entre los dos partidos centristas sumarían el 7,7% de los votos resultando ambos decisivos de cara a la formación de un futuro Gobierno con PP, PSOE y Podemos como posibles benefactores.

Pero no solo el CIS ha publicado resultados, también Metroscopia y el Observatorio de la Cadena Ser han mostrado sondeos que permiten tomar el pulso a la situación política del país. En el caso del primero, Ciudadanos aparece ya como cuarta fuerza superando tanto a Izquierda Unida como a UPyD, quinta y sexta fuerza respectivamente. Con el 8,1% de los votos, el nuevo partido naranja podría poner ya en peligro a un Partido Popular que quedaría relegado a la tercera posición con un escueto 19,2%.

En el Observatorio de la SER, los resultados de Ciudadanos varían considerablemente entre los meses de enero y febrero. Mientras en el sondeo de  enero la formación de Rivera aparece como sexta fuerza con un 5% de los votos, muy cerca de UPyD que arroja un 5,5%, en el sondeo de febrero escala posiciones colocándose ya como cuarta fuerza con un nada desdeñable 13, 4% y a mucha distancia de UPyD, que se hunde hasta el 3,3%, dejando entrever que la similitud ideológica ha permitido que Ciudadanos casi haya terminado por engullir al partido de Rosa Diez.

Dato arriba, dato abajo, lo que está claro es que Ciudadanos ha llegado para quedarse, y que su apuesta por el territorio nacional, tras su éxito en Cataluña, parece definitiva. Por ahora, algunos ya ven en el nuevo partido centro-derechista un contrincante viable del Partido Popular, en base a su conservadurismo en cuestiones sociales y territoriales, mientras que otros lo consideran una apuesta progresista sólida que ocupe el lugar de UPyD, superando también a la extinta Izquierda Unida, y que pueda arañar votos al propio PSOE.

El tiempo dirá si el experimento funciona, pero a día de hoy Ciudadanos ya parece convertido en el Podemos de la derecha, una fuerza que está escalando posiciones rápidamente, que no juega tampoco a las etiquetas y que pretende conquistar a una mayoría social que se encuentra en el centro del espectro político. El PP deberá reinventar su discurso y apostar de verdad por la transparencia si no quiere verse amenazado por una fuerza que, tras el fracaso de otras apuestas como VOX, quizá está llamada a ser la nueva derecha española.