El azar quiso que la semana pasada tuviéramos que trasladar nuestra pequeña sede a la ciudad eterna y, durante estos días, tuvimos la ocasión de descubrir cuánta razón tenía Hans Christian Andersen al afirmar que <<Roma es como un libro de fábulas: en cada página encuentras un prodigio>>.
Por este motivo, y para celebrar que este puente se nos ha escapado, queremos rememorar nuestra breve estancia en la città con una ruta literaria que recorre algunos de los puntos más característicos de la capital italiana: os invitamos a pasear con nosotros por los enclaves reflejados en Ángeles y demonios, una de las novelas más famosas de Dan Brown. La verdad es que la elección no ha sido fácil, ya que son muchísimos los autores que han ubicado sus textos en las calles de Roma.
Al inicio de la novela, el autor nos conduce junto a Robert Langdon, el protagonista, a Ciudad del Vaticano, sede mundial del catolicismo: aquí, es imperdonable no visitar la Basílica de San Pedro o los Museos Vaticanos, que albergan la célebre Capilla Sixtina y un sinfín de obras artísticas de todo tipo. Tras analizar la escena del crimen, nos desplazaremos hasta el Panteón siguiendo una pista errónea sobre las iglesias de la ciencia.
¿Qué decir sobre este antiguo templo romano, uno de los mejores conservados del mundo? A pesar de lo abarrotado de gente que suele estar, hecho que le resta monumentalidad, visitarlo resulta espectacular. A modo de curiosidad, aquí se encuentra la tumba de Rafael.
Siguiendo los pasos del profesor Langdon, llegamos hasta ‘Piazza del Popolo’ para descubrir la que, en el libro, está considerada como el altar terreno, el primer altar de la ciencia: Santa María del Popolo, donde está la Capilla Chigi de Rafael, adornada con pinturas y frescos de artistas de la talla de Caravaggio, entre otros.
Uno de los ángeles nos in dica con el dedo que debemos regresar a la plaza de San Pedro para proseguir con las investigaciones, así que volvemos sobre nuestros pasos para descubrir cuál será nuestro siguiente alto en el camino: Santa María de la Victoria, una iglesia cercana a la Plaza de la República, que acoge el Éxtasis de Santa Teresa de Bernini (¡prohibido marcharse sin visitarla!).
El cuarto altar de la ciencia se encuentra en la ‘Piazza Navona’, una de las más animadas de la ciudad. El obelisco egipcio que corona la fuente central —la Fuente de los cuatro ríos, obra de Bernini— indica que nuestra ruta llega a su fin: aquí es donde se va a cometer el último de los cuatro asesinatos, y donde Robert Langdon consigue la última pista para cerrar la investigación. De esta manera, nos encaminamos hacia el último enclave de este recorrido: Castel Sant’Angelo, un imponente bastión del s. II que fue, en su época, mausoleo de Adriano y que se utilizó como fortaleza papal en siglos posteriores.
Esta es una de las casi infinitas rutas que podéis realizar en esta ciudad, y deberéis tener en cuenta, si os animáis a seguirla, que sigue los pasos del libro y no la proximidad entre un punto y otro. ¡Esperamos que os guste y que no os hayamos desvelado demasiados detalles de la novela, si aún no la habéis leído!