Arte – Ciudad
CentroCentro de Madrid acoge «Post-it City. Ciudades ocasionales», una muestra con un total de 53 proyectos sobre la ocupación temporal de espacios públicos.
Noemí López Trujillo / MadridEn la imagen: “@acampasol”, la Puerta del Sol después de la “acampada” de indignados del 15M – Foto: Darío Álvarez, Mayo 2011.
Muchos pensarán que un post-it –ese trozo de papel amarillo que hay en casas, oficinas, papelerías, y que la mayoría pronuncia pósit– solo sirve para que tu madre te recuerde que tienes que ir al médico, para apuntarte algún teléfono importante, o para que tu pareja te deje algún mensaje romántico antes de que te despiertes. Sin embargo, otros van mucho más allá y con él crean un concepto, extrapolable al arte, sobre las ocupaciones temporales del espacio público. Es el caso de la exposición que acoge CentroCentro: Post-it City. Ciudades ocasionales. El proyecto –cuyo comisario es Martí Perán– es una coproducción del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) y Acción Cultural Española (AC/E), que se podrá visitar hasta febrero de 2012.
Cubierta de Metro en Sol intervenida por "@acampasol"
¿Qué es el fenómeno «post-it»?
Muchos se preguntarán qué significa este término cuando se aplica a una ciudad y no se trata del papelito amarillo. El concepto post-it city fue acuñado por Giovanni La Varra en su libro Mutations (2001) para designar distintas ocupaciones temporales del espacio público, las cuales generan una nueva forma de urbanismo, de estética y de arquitectura.
Al igual que un post-it, estas ciudades aparecen y desaparecen sin dejar un rastro visible, aunque sí ideológico o sociológico. Por definición, su función estructural es efímera, aunque precisamente esta investigación y su posterior exposición tratan de reflexionar sobre la hiperregularización del espacio público. En palabras de Martí Perán, «Post-it City sale de los límites, de lo categórico, de lo imprevisible. Su función es descategorizar todos los prejuicios a la hora de pensar en el espacio público; es decir, cómo comportarse, cuándo y dónde nos podemos tocar o besar, etcétera».
Así pues, el proyecto Ciudades ocasionales investiga los modos en que la subjetividad se apropia de lo urbano diseñando unas microciudades temporales «líquidas». Fluyen de la misma manera que el agua, van y vienen por todo el mundo, aunque, igual que el agua, tienen la capacidad de solidificarse, congelarse, en determinados lugares, y tener repercusiones políticas, económicas y sociales. Son, como explicó la presidenta de AC/E, Charo Otegui, ciudades que se hacen y se deshacen, que se montan y se desmontan.