- Hay que recordar que el levante estuvo lleno de identidades multiétnicas hasta bien entrado el siglo XX.
- Hay que recordar que el Egipto pre-Nasser fue un país plural como nunca lo ha vuelto a ser.
- Hay que recordar que el marxismo fue una vía modernizadora del mundo árabe, de ahí la importancia de los partidos comunistas y sus derivadas en países como Afganistán, Yemen, Siria y muchos otros lugares. No hay más que recordar, en fin y hablando de modernización, las risas que se echaba el propio Nasser a cuenta de los hermanos musulmanes.
- Hay que recordar, nos señala el autor, que la derrota de 1967 de Egipto marcó el inicio del fin para el mundo árabe más o menos laico, un final sellado en 1979 con la llega de los clérigo al poder en Teherán.
Esa sensación de haber nacido en un mundo que terminaba. Esa sensación. Esa.