El PSOE, junto con WWF y alguna asociación ecologista más, se unen contra la explotación concedida por el gobierno a Repsol para extraer el petróleo hallado en aguas canarias. Se habla de un gran impacto medioambiental y de la repercusión que tendría esta actividad sobre la turística.
Resulta que los venezolanos no tienen esos problemas: Explotan sus yacimientos de crudo y siguen recibiendo turistas, bajo la mirada atenta de Chávez, con quien no puede ni el cáncer, ya se sabe. Tampoco sucede esto en Noruega, donde se combinan a la perfección las extracciones de crudo con el profundo respeto a la belleza natural de los fiordos. Sucede que en España, miramos con diferente cristal las actividades dependiendo de la conveniencia política y ahora toca hacerle la vida imposible a D. Mariano, el hombre del puro. Cinco mil puestos de trabajo y una producción estimada del 10% del consumo nacional, son razones más que de peso para empezar cuanto antes a obtener de la naturaleza lo que no sacamos mediante otros ajustes más dolorosos y por los que se convocan huelgas y manifestaciones. Público, en la línea habitual que lo llevó a cerrar la edición en papel, titula :
Clamor contra la extracción de petróleo: "Canarias lo tiene crudo"
Y uno no deja de preguntarse: ¿Quien clama?. ¿Los parados canarios que pueden obtener un puesto de trabajo en las nuevas explotaciones?. ¿La ciudadanía, esa que tanto defienden, que puede ver aumentado su patrimonio con autoabastecimiento del 10% de consumo de crudo?. Curioso titular, al que haría que aplicarle le antigua ética periodística de CQC, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una publicación que tuvo como noticia de portada la intención de Zapatero de condonar el pago de las hipotecas a los parados. Ahora resulta que los paisajes montañosos españoles no se ven afectados por los enormes molinos que producen esa energía tan cara y ecológica, que no alteran el medio ambiente, ni siquiera el de las aves, pero una explotación de combustible fósil en Canarias, perturbará de modo irreversible la vida tranquila de los calamares regionales. Tanto los progresistas de salón como los ecologistas con indumentaria “made in China” y tejido sintético, han lucido públicamente su plumero. que les aproveche.