La hija menor de la familia del Valle y el principal personaje femenino de la novela es Clara. Desde pequeña era diferente de su familia, pero aun así misteriosa, extraña, con sus raros hábitos, Clara era muy querida. Escribió sobre sus experiencias en un libro, y después de la muerte de Rosa, porque se sentía culpable por la predicción, decidió no hablar. Este libro, donde escribía sus pensamientos, le sirvió como voz.
La escritura ayuda a Clara a tener poder sobre su vida y justamente escritura es lo que forma la identidad de Clara. Severo y Nívea intentaron todo para que Clara otra vez hablara, le llevaron al médico, hasta dejándola sin comer, pero nada funcionó. Nana tuvo la idea de asustarla y pasó nueve años inventando recursos, pero Clara logró ser inmune a todos, y pronto no tenía miedo de nada, ni de monstruos ni gritos ni demonios en su ventana. Clara se interesaba por la lectura y leía mucho. Era clarividente, y sabía interpretar los sueños y en poco tiempo tenía mucho trabajo. “Ella no adivinaba lo único los sueños, sino también conocía la intención de la gente y veía el futuro, virtudes que mantuvo a lo largo de su vida y acrecentó con el tiempo.”[1] Podía mover los objetos con pensamientos y con el tiempo tenía cada vez más práctica. Así Clara pasaba el mayor tiempo de su día, ocupada en sus fantasías y gastando la energía en cosas espirituales. Hasta que un día no predijo que se iba a casar con Esteban Trueba, dejando todos en casa boca abiertas por oír su voz después de tanto tiempo. Dos meses después de este acontecimiento, Esteban llegó a casa de Severo a pedir la mano de su hija Clara.
[1] Isabel, Allende, La casa de los espíritus, Barcelona: Plaza & Janes, 1997, pp.74Biografía de Isabel Allende (La casa de los espíritus)
La casa de los espíritus (El personaje de Nívea del Valle)
La casa de los espíritus (Rosa, como un ser extraterrestre)
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