Empleados de la cadena Decathlon, con ayuda de Grumico, se ponen durante unas horas en el lugar de una persona ciega o que necesita silla de ruedas para conocer sus necesidades.
Rodrigo Fernández casi se cae al intentar trasladarse de la silla de ruedas al váter; a José Antonio Barbeito se le rompió el smartphone en una maniobra de marcha atrás con la silla de ruedas; y a Simón Roux le resultaba imposible empaquetar una pieza para regalo desde su silla. Los tres son empleados de la cadena Decathlon en su sede en Iñás (Oleiros) y ayer, durante media mañana, se pusieron en el lugar de una persona con discapacidad y comprobaron en propia carne la accesibilidad de sus instalaciones y sobre todo se concienciaron en las dificultades diarias que cualquiera podríamos tener en algún momento y lo poco que costaría eliminarlas.
La iniciativa se llevó a cabo con la ayuda de varios miembros del Grupo de Personas con Discapacidad de A Coruña (Grumico), con el que contactó la cadena deportiva en el Día de la Fundación.Mónica Forteza, psicóloga y coordinadora del gabinete de accesibilidad de Grumico, guió y enseñó con didáctica eficacia a los trabajadores de la tienda, que para ponerse en el lugar de personas con distintas discapacidades se sentaron en sillas de ruedas, se vendaron los ojos, se ataron las piernas y se pusieron cascos de insonorización, intercambiándose varias veces los papeles."Rodrigo, tienes que ir al baño", indica la coordinadora Mónica Forteza. El trabajador de Decathlon, en silla de ruedas, se dirige al baño adaptado y tiene que emplear toda su fuerza para abrir la puerta, con un muelle en la parte superior para que se cierre automáticamente. Lo de acceder al váter ya se convierte en una odisea de la que se declara incapaz.Rodrigo, tras probar en silla de ruedas pasa al rol de persona ciega. Todos los participantes se desplazan por el interior de la tienda y en un determinado momento Mónica le dice a Rodrigo que intente averiguar dónde está. Como pista, le dice que toque las prendas que tiene delante. "Es una camiseta... talla pequeña... Creo que estoy más o menos en la mitad... Debe ser el pasillo de fitness, ciclismo...". Recibe felicitaciones, porque ha acertado. "Ha sido bastante instructivo, todo me ha costado trabajo, la silla... Y cuando hice de ciego, porque iba acompañado, que si no..", señala Rodrigo."Ha sido alucinante, no sabía que era tan complicado. Hay tantas cosas que tenemos que respetar, lo del baño nunca lo había pensado y la silla, te cansa los brazos...", declara Simón. "Ha sido una experiencia muy realizadora, descubres que tienen trabas que no cuesta nada quitar, y que tendríamos que tenerlos en cuenta a la hora de diseñar espacios", afirma otra empleada, Natalia García. "Siendo invidente, me he sentido totalmente dependiente. Y las barreras que hay con la silla, y lo que influye el pavimento", dice José Antonio Barbeito. "El objetivo de Grumico es la autonomía plena, queremos cambiar conciencias, que se vea que se pueden hacer proyectos para todos y sin un coste mayor", afirma Mónica Forteza al finalizar la actividad. La jornada terminó con una comida de convivencia, una visita guiada a la tienda y un torneo de tenis de mesa
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Revista Solidaridad
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