En estos días complicados de lucha en las calles y la desinformación que nos ofrecen los medios, la voz de Albert Pla está siendo de las más lúcidas, claras y valientes. Desde mi humilde opinión debería presentarse para "molt honorable" aunque fuera para joder el circo desde dentro.
Vamos a lo que nos ocupa, que son los treinta añazos de uno de los discos más originales y transgresores (adjetivos que le van al pelo a nuestro admirado protagonista) de la música catalana, el excelente Ho Sento Molt, que se encargó de publicar el sello PDI tras ganar un concurso de cantautores.
En él abordaba temas como las drogas, la violación o el suicidio de una forma de lo más explícita. O la canción que hemos decidido que sea la destacada del clásico de esta semana, Papá, Jo Vull Ser Torero, en que confronta dos mundos tan opuestos como ser torero y el ser descendiente del catalanismo más recalcitrante.
Recuerdo la primera vez que le ví y escuché, fué en un programa del mestre Puyal en el que estaba de invitado Quim Monzó, en el que dejó boquiabierto a ambos y al público de casa y del plató. Allí arrancó mi historia de admiración total por este gran artista y genio deslenguado. Si no existiera Albert Pla, habría que inventarlo.