Véase aquí un caso gigantesco del poder de la lerditud humana, ya que siendo mi canción preferida de todos los tiempos, a día de hoy aún no la había hecho protagonizar nuestro clásico telúrico, cosa que no merece perdón alguno.
Un tema escrito por Johnny Mercer y musicado por el siempre genial Henry Mancini para la banda sonora de ese film atemporal y mágico que es Desayuno Con Diamantes y para la voz y el carisma inmortal de Audrey Hepburn, protagonista del mismo.
Inolvidable la escena en la ventana guitarra en mano, como es inolvidable para quién escribe estas líneas, ya que en sus notas guarda recuerdos y momentos imborrables en mi vida y que jamás de los jamases desaparecerán de mi mente y mi corazoncito (que ñoño todo, ¿no?).
Múltiples versiones, algunas más acertadas y otras menos, de la mano de Maria Rodés, R.E.M., Katie Melua o Frank Sinatra entre mis predilectas, pero ninguna a pesar de los pesares como la que hoy nos ocupa, por ser la primera y por ser la que se ha quedado para siempre en nuestro recuerdo.